Certidumbres e inquietudes TERRORISMO CONTRA EL PUEBLO José Gregorio Hernández Galindo Destacado

Solamente en uno de los varios ataques de las Farc a la infraestructura del país -el atentado  cometido contra el oleoducto Trasandino- la organización guerrillera, a la que parece no importarle la gente del pueblo que dice defender, dejó sin agua potable a cerca de 200.000 habitantes del puerto de Tumaco, en el Departamento de Nariño, toda vez que la mancha de crudo afectó el sistema de acueducto.
 
Además del inconcebible desperdicio de un recurso no renovable, el daño causado al ambiente, a la fauna, la flora y a las personas y familias, es enorme. Como lo expresó el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Gabriel Vallejo, se trata, sin lugar a dudas, “del derrame de crudo más grande que ha tenido este país en los últimos diez años o más”. Ya llegó al océano Pacífico.
 
“Estamos hablando -agrega el alto funcionario- del derrame de 10.000 barriles de crudo, lo que corresponde aproximadamente a 410.000 galones de hidrocarburo".
 
No han sido solamente las voladuras de los oleoductos, sino que las Farc agregan la interceptación de carro tanques y la coacción armada sobre sus conductores y operarios para que derramen el crudo en distintos lugares del país.
 
Además de ser este un crimen contra la humanidad, puesto que se destruye el planeta en que vivimos, al que se refiere el Papa Francisco en su última Encíclica, resulta incomprensible que un  grupo rebelde que se autodenomina “ejército del pueblo” y que dice reaccionar contra las injusticias que se cometen contra los pobres por el sistema capitalista, es capaz de planear y ejecutar planes terroristas que causan tanto daño al pueblo y a la gente más humilde. Esa población que se queda sin agua potable, a la que también le quitan la luz -tan necesaria para su trabajo y actividades-, por causa de las voladuras de las torres de energía. Esa población humilde y trabajadora de la cual hacen parte los soldados y policías emboscados y asesinados en el curso de cobardes atentados.
 
¿Creen los jefes de la organización subversiva y sus negociadores en La Habana que con el terrorismo que han desatado arrinconan al Presidente de la República para someterlo a sus dictados en el curso del proceso de paz? ¿Creen que presionan al Gobierno para que se pacte un cese al fuego bilateral?
 
No  parece que tengan éxito en ninguno de estos propósitos. Por el contrario, conducen al Ejecutivo a impartir órdenes a la Fuerza Pública, con el respaldo popular, en el sentido de incrementar la lucha contra los diversos frentes de las Farc.
 
Pero además, con esta conducta no se consigue la simpatía del pueblo sino que se aumenta la rabia y el odio que en amplios sectores de la comunidad existen desde hace años contra la guerrilla. Ésta se aleja cada vez más del delito político e incurre en delitos comunes y en crímenes de lesa humanidad, y con ello dificulta todavía más el de suyo difícil proceso de diálogo.
Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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