Certidumbres e Inquietudes: ¿QUÉ SERÁ PRIMERO?. Por José Gregorio Hernández Galindo. Destacado

Los colombianos queremos  la paz. Una paz negociada,  tras medio siglo de violencia. Más aún, en nuestro criterio, un proceso de diálogo -bien orientado por el Gobierno, con reglas de juego claras y públicas, y con un cronograma respetado por las partes- nos habría podido conducir al objetivo nacional de legar a las nuevas generaciones una Colombia distinta, pacífica y ajustada a los postulados del Estado Social de Derecho.

 

 

¿Cuál es la realidad del momento? Un estado de cosas muy enredado, oscuro e incomprensible para la mayoría.

El país está polarizado en relación con el plebiscito. Se adelantan campañas por el SÍ y por el NO, aunque en realidad, desde el punto de vista jurídico, solamente hay, hasta ahora, un proyecto de ley estatutaria aprobado por el Congreso y declarado exequible por la Corte Constitucional,  con miras a establecer unas reglas especiales respecto a ese mecanismo de participación cuando se trate de someter a consideración de los colombianos lo que finalmente se pacte entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc.

La ciudadanía, sin embargo,  no conoce aquello respecto a lo cual se va a votar. No hay una fecha señalada para el plebiscito, ni se sabe cuál será la pregunta que se formulará a los votantes, y ni siquiera se ha manifestado oficialmente la intención presidencial  de convocar al pueblo para el indicado efecto.

Sobre todo, no hay un acuerdo final firmado, y aunque se han divulgado puntos supuestamente convenidos sobre justicia transicional, participación en política, zonas de ubicación, dejación de armas, nada de eso está en firme, pues el Gobierno y los negociadores se encargaron de enseñarnos que en este proceso “nada está acordado hasta que todo esté acordado”.

Ahora resulta que, según Carlos Antonio Lozada, negociador  de la organización guerrillera -quien se supone habla a nombre de ella-  “…sin amnistía no habría acuerdo final, es así de sencillo. Si no hay una ley de amnistía, no habría acuerdo final y si no hay esa firma, no habrá movilización hacia las zonas”.

En otras palabras -si esa es la posición de las Farc-,  ahora no habrá acuerdo final, ni por tanto plebiscito. Primero el Congreso debe aprobar la ley de amnistía y sólo después vendría la firma del acuerdo final.

Esto suena a chantaje. Y rompe la lógica del proceso. Porque las cosas son al contrario: primero el acuerdo, y en su desarrollo la amnistía o el indulto. Eso sí, sólo por delitos políticos y conexos, y jamás para crímenes de lesa humanidad.

Desde este martes en la noche se viene anunciando que ya se ha llegado a un acuerdo final. Pero no pasamos del anuncio. Seguimos sin conocer los contenidos. Hablará el Presidente Juan Manuel Santos Calderón por televisión y dirá que hemos llegado a la paz; que quedó atrás la guerra; que se acabó el conflicto armado después de más de 50 años de violencia. Y todo eso es muy bueno y cristaliza los anhelos de paz y de concordia de los colombianos, pero se requiere conocer Oficialmente el texto de lo acordado.

No es oposición al proceso, sino que, por nuestra formación como abogados, pensamos que mientras no haya texto y no hay firmas, en realidad no hay nada. El Gobierno debe publicar oficialmente todo lo acordado.

 

 

 

 

Modificado por última vez en Miércoles, 24 Agosto 2016 08:40
Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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