Certidumbres e Inquietudes: LOS "ARGUMENTOS" EN REDES. José Gregorio Hernández Galindo Destacado

Una tendencia a la argumentación falaz resulta cada vez más frecuente en Colombia, particularmente en las redes sociales. Consiste en poner al servicio de la respectiva corriente política, ideológica, partido, grupo  o línea de pensamiento –dentro de la alta polarización existente- los argumentos jurídicos, económicos o sociales, sean o no pertinentes y casi siempre con una particular interpretación no exenta de agresividad contra quien tenga una opinión contraria, de manera que la posición que se sostiene se extienda y  logre "ganar" muchos adeptos. Todo con encadenamiento de hechos y dichos  casi siempre inapropiados o "montados".

Pero las dificultades de esta tendencia no terminan allí. Lo dicho se suele complementar con la confusión entre argumentos jurídicos y de conveniencia, y con interrogantes  sofísticos, que llevan  a consecuencias absurdas.  

Debemos entender que en toda discusión o controversia se requiere un mínimo rigor. Que acomodar la argumentación sin respeto a la verdad, a las reglas de la lógica o de la teoría del conocimiento, con un determinado propósito político o para obtener aplauso inmediato o  generar el efecto buscado, es indebido. Desleal en la discusión y desorientador para la opinión pública, que normalmente no es experta en esas materias.

Se puede tener  un concepto u opinión favorable, de cercanía o simpatía hacia determinada persona o decisión, a un gobierno, a una  cierta tendencia política, ideológica o religiosa, pero encontrar que,  objetivamente, se funda en un error, sea de orden  jurídico, político, económico, o que el criterio   invocado en su defensa,  es  falso o carece de relación con el asunto. O, a la inversa, se puede ser contrario a una idea, resolución  o afirmación, o a un gobernante, pero entender  que, mirado el asunto desde el Derecho, desde la realidad, o bajo la perspectiva de la ciencia o la filosofía, su tesis resulta  acertada. Y en ninguno de los dos casos se puede hablar de incoherencia o contradicción, porque, como dice la sabiduría popular, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra”.

Ejemplos de lo dicho están a la vista, comenzando por la identidad artificialmente creada entre ser amigo de la paz y estar totalmente conforme, sin siquiera discrepancias menores, con el Acuerdo Definitivo firmado entre el Gobierno y las Farc y con las normas y providencias dictadas para su implementación. De suerte que cualquier crítica o discusión sobre tales asuntos implicaba ser calificado de “enemigo de la paz”, y en consecuencia insultado en las redes.

Un ejemplo, en el otro extremo de la polarización: opinar en contra de la pretendida aplicación del IVA a los productos de la canasta familiar granjeó críticas ofensivas de ambos lados para quienes habían votado por Duque. Los unos dijeron que eso era desleal con el Gobierno. Los contrarios: “Usted es culpable de eso por haberlo elegido”.

Y un ejemplo final: si usted expresa solidaridad por lo ocurrido en México -una explosión que causó más de 100 muertos-, le dicen que mejor se ocupe de los problemas colombianos. Pero, si habla de los problemas colombianos, su opinión es de parroquial ignorancia sobre lo que pasa en el mundo.

Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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