Opinión: MOLANO VS. EL 8VO MANDAMIENTO. Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas Destacado

02 Nov 2021
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Opinión: MOLANO VS. EL 8VO MANDAMIENTO. Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas Imagen: La Voz del Derecho

Al particular le es dable mentir por lujuria fuera de casa, o porque le gusta, pero la mentira en el gobierno es inconcebible.

Hemos visto al presidente de la República Dux Duque algo pasado de kilos, parece que tiene su barriguita rellenita de apetitosos manjares. Sin embargo, ello no significa que no se cuide su estomaguito o pancita, diría su ídem Sancho, aunque no sabemos qué diablos tiene que ir a hacer a Glasgow (Inglaterra). No dudamos que entre su agenda se encuentre el comer, afirmación que corrobora el hecho que dentro de su personal de compañía lleva un chef y un auxiliar de cocina. Dicen por ahí que el gordito está aprovechando sus últimos 10 meses como presidente comiendo como un rey mientras gobierna un país en el que la gente muere de hambre y a él poco o nada parece importarle. –Echémosle una miradita a La Guajira–.

Chévere. El presidente es definitivamente muy afortunado, no solo tiene avión, helicóptero y policías propios, sino hasta un cocinero con ayudante y todo. Eso sí que es democracia. Quien imita en su paseadera al pre-Duque es doña Claudia Tala-árboles –perdón, López– ya que mientras ella tala árboles y destruye humedales, no le da pena asistir a la Convención Internacional del Cambio Climático, bueno es recordarle a la taladora Nº.1 del Distrito que la deforestación, mediante tala indiscriminada, es uno de los principales factores que incide en el cambio climático.

La faceta de taladora es solo una de las partes del testamento urbanístico que le dejó el ex-alcalde Kike; es por ello que también tiene entre sus caprichos tirarse el barrio La Esmeralda, en la localidad de Teusaquillo, por la avaricia del Grupo Aval, Enrique Peñalosa y Camacol; esta última, bajo la dirección de Juan Martín Caicedo, mancorna de Peñalosa, quien siempre ha tenido sus ojos en los predios del sector, otrora propiedad de la beneficencia de Cundinamarca. Desean por todos los medios transformar un barrio que debería ser de conservación en uno lleno de bloques de edificios que beneficien a unos pocos poderosos.

Qué diferencia entre el comportamiento de estos mercachifles y los verdaderos urbanistas que, en una ciudad como Nueva York, preservaron Forest Hills, una zona a pocas cuadras de Queens Boulevard. Allá a nadie se le ha ocurrido tumbar casas de corte inglés para hacer sus chanchullos. Ahora bien, que cosas de este tipo pasen en Bogotá es culpa de sus ciudadanos que no son capaces de reclamarles a sus malos gobiernos que respeten su ciudad y sus barrios. Claro está, en países decentes, no hay Peñalosas ni Claudias ni Juan Martines.

Otra zona de Bogotá que corre peligro de caer en manos de estos depredadores es Santa Ana occidental, donde Peñalosa quiso y Claudia intenta materializar la modificación de los límites de altura, pasando de tres pisos hasta incluso 30, en algunos casos. Claro está, desoyendo a gran parte de los vecinos de ese sector que no apoyan esa idea.

Los POT de Claudia y de Peñalosa son tan parecidos como ellos entre sí, que solo se diferencian en el color de su tapabocas, pues ambos tienen su mismo negocio en ciclorutas y TransMilenio.

Hace 20 años ya se denunciaba lo que iba a ser Transmilenio. En estos 20 años en que Bogotá no conoció más que insuficientes troncales de TransMitrampa, Buenos Aires construyó dos líneas más de metro; Lima amplió su ramal de metro y ya se acerca al centro de la ciudad; Quito, a su vez, tiene muy avanzado su metro subterráneo; Ciudad de Panamá, en 36 meses, construyó su metro y ya lo extendió a dos líneas más. Mientras que acá en Bogotá los tramposos de siempre siguen discutiendo el negociado del metro elevado que muy afín al modelo de ciudad de Bogotá está ya de salida en el resto del mundo por su alta contaminación visual y auditiva así como su menor estándar de seguridad, como sucedió en la línea 12 del metro de Ciudad de México. Todo esto –repetimos– es culpa de los ciudadanos que no se manifiestan contra las decisiones arbitrarias de estos negociantes –perdón, gobernantes–.

Y hablando de negocios… interesante información circula en la cual se dice que un colombo-francés ha pedido a un fiscal en Nueva York investigar los negocios de Néstor Humberto Martínez por –al parecer– estar lavando dinero. Haga clic aquí para ver la publicación hecha al respecto por el periodista Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO). Resultaría irónico que aquello se demostrase, pues el grupo Aval le ha dado más de un espacio al señor Martínez para que dé cátedra de moralidad a diestra y siniestra. No sabemos por qué, en Twitter, algunos le han puesto el sobrenombre de ‘Cianuro’ Martínez. Ha de ser por esa capacidad de hacer tanto mal, siendo prácticamente imperceptible su detección.

Quien no puede dejar de figurar es el Minbolillo Mamolano, pues se descubrió que dentro de sus logros –solo comparables con los de la ex-ministra Abudinen– se dilapidaron 900 millones de pesos en simular un ataque cibernético a las páginas de las Fuerzas Armadas, lo cierto es que se confabularon entre ellos para ser víctimas sin victimario. Es un descaro que el ministro ya tenga sus falsos positivos digitales para infundir miedo entre los ciudadanos. Minbolillo: en Derecho Penal, ese tipo de actuar está tipificado como terrorismo.

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Haciendo clic aquí puede ver el informe publicado por la Fundación para la Libertad de Prensa (@FLIP_org)

Ahora, volviendo con Kike –el hombre más poderoso del país– cabe recordar que Mamolano es cuota suya, como también lo es la ministra de Educación y la señora Alicia Arango, solo por mencionar los más sonados. La otra semana, cuando tengamos más información, se las haremos saber. Mientras esto ocurre, no olviden hacerse a la idea de que todo boletín que emite el gobierno es susceptible de ser creído por personas carentes de neuronas.

Adenda: Nuestro investigador periodístico Francisco Cristancho (@FACristancho) nos trajo un chisme de última hora, y tiene que ver con las pilatunas de la ‘llanera solitaria’ o la ‘ternera a la llanera’ –ternera, por lo joven–, en el cual se nos informa que, siguiendo el ejemplo de Enrique Peñalosa, dijo ser magister, pero con una tesis clonada. La señora Jennifer Kristin –parece– copió uno o varios artículos académicos haciéndolos pasar como propios. El chisme que nos compartió el investigador Cristancho sería más tarde también publicado por el diario El Espectador, del cual dejamos su respectiva prueba y, si lo quieren leer, pueden dar clic aquí.

 

 

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