Varias observaciones acerca de la hasta ahora imposible elección del Fiscal General:
- Por definición, una interinidad o un encargo no pueden ser permanentes, aunque en el año transcurrido ha sido excelente la gestión del Dr. Mendoza Diago.
- A quien le corresponde elaborar la terna es al Presidente de la República. Pero el Presidente visto como institución, no mirado como una u otra persona ocupante del cargo. Si ello es así, ya el Presidente -en su momento Uribe- cumplió su función y entregó a la Corte Suprema la terna respectiva, que fue declarada viable por esa Corporación.
- La Corte ha venido votando. Y si sigue votando, aunque ninguno de los candidatos llegue a alcanzar el número mínimo de votos exigido por su Reglamento para que se lo entienda elegido, es porque el acto de conformación de la terna no ha decaído, como algunos afirman.
- Lo que es viable para la Corte no puede ahora ser inviable para el Ejecutivo. Y los candidatos actuales tienen a su favor una postulación que los hace elegibles.
- Mientras la terna permanezca, la Corte, que no la ha devuelto porque no la ha considerado inviable -como ocurrió con la anterior- tiene que seguir votando. Es su obligación.
- El Presidente de la República no puede modificar o sustituir unilateralmente la terna sin contar con la anuencia de los ternados.
- Lo único que podría deshacer el trancón producido sería la renuncia total o parcial de los ternados, o una votación mayoritaria en blanco en el seno de la Corte. Esto último cambiaría por completo el panorama, pues mientras haya votaciones variables por cada uno de los candidatos, siempre habrá la posibilidad de que alguno alcance los 16 votos. No así cuando la mayoría decida en blanco.
En efecto, si la mayoría de los magistrados -en uso de su libertad al respecto- votara en blanco, cabría aplicar analógicamente -pues no hay norma directamente aplicable- la regla del artículo 258 de la Constitución para las elecciones de Presidente, gobernadores y alcaldes: ser repetida la votación, aunque ya no podrían presentarse los mismos candidatos. Querría decir ello que definitivamente sería imposible la elección sobre esa terna, y quedaría en libertad el Presidente de la República para presentar una nueva.
Pero, en todo caso, hay que buscar una salida, para que esta situación no sea “e…terna”.