Algo que se me ha ocurrido esta mañana, a propósito de Rusia pero que también me viene a la mente por Irak, por Israel, por Palestina, por España, por Colombia.
Causa la intransigencia el dolor de las familias y la insuficiencia de los cementerios para albergar a los muertos. Muertos inocentes. Muertos sin sentido. Muertos a causa de confrontaciones cuya explicación jamás explicará las muertes. Muertos con el pretexto de la independencia de un cierto territorio. Muertos para justificar la autoridad. Muertos para justificar la rebeldía. Muertos en gracia de la razón de Estado que postula el no diálogo como paradigma de Gobierno. Muertos sacrificados en aras de imposibles. Muertos que no pudieron defenderse. Muertos que han sido escudos y protección de delincuentes. Muertos inmolados por la misma autoridad. Muertos que no han importado en el momento del asalto terrorista y que tampoco interesan en el instante del rescate militar. Muertos que son apenas excusa de motivaciones políticas y que a la vez resultan útiles en los discursos políticos de los gobiernos que justifican con ellos la lucha contra el terrorismo. Muertos que quisieron ser muertos por convicciones religiosas. Muertos suicidas y muertos asesinos. Muertos anónimos que movilizan el mundo entero hoy, dentro de la conmoción propiciada por las imágenes televisivas, pero que mañana serán sustituidos sin pena ni gloria en el imaginario colectivo por otros muertos. En cuanto mayor número de muertos, mayor audiencia. Y mientras mueran más violentamente serán mejores muertos. Muertos civiles en medio de conflictos militares. Muertos militares que no se pudieron negar a la muerte porque las leyes civiles les impusieron el sacrificio en beneficio de la patria. Muertos guerrilleros llevados al combate en plena juventud porque el único sueldo de su vida se lo pagó la subversión. Muertos militares por errores militares. Muertos civiles por indolencia de civiles. Muertos periodistas por informar sobre muertes. Muertos hermanos que no se conocieron. Muertos amigos que en razón de la guerra fueron enemigos. Muertos silenciosos. Muertos luchadores. Muertos que inexplicablemente no supieron que morían. Muertos que a conciencia se dirigen al suplicio. Muertos de todas las edades. Muertos ricos. Muertos pobres. Muertos y más muertos, pero todos muertos sin sentido. Muertos que después son apenas estadísticas. Muertos importantes. Muertos anónimos. Muertos que nutren los diarios ansiosos de noticias. Muertos que causan otros muertos. Muertos. Muchos muertos, pero cada vez menos muertos por causas naturales. Y la praxis del Derecho y del Estado no parece saber nada … de los muertos.