¿QUIÉN FUE MARCIAL MACIEL? ¿POR QUÉ PIDEN PERDÓN, SUS SEGUIDORES, LOS LEGIONARIOS DE CRISTO?
Como si no fueran pocas las noticias nefastas de los últimos días, por cuenta de las comunidades religiosas, aparecen los legionarios de Cristo, seguidores fervientes en el pasado de las posiciones dogmáticas de su fundador Marciel Maciel, para dar la cara por las atrocidades y delitos acaecidos durante la vida de este personaje, respetado y protegido –incluso-, por el propio Papa Juan Pablo II.
Marciel Marcel Degollado (su segundo apellido, aunque “por paradoja” insinúe otro sentido) fue el fundador de los Legionarios de Cristo, congregación ultraconservadora fundada en 1941. Nació en Cotija de la Paz (Michoacán, México) el 10 de marzo de 1920. Fue el cuarto hijo de 11. A la edad de 15 años, comenzó su formación sacerdotal en ciudad de México al lado de su tío Rafael Guízar y Valencia, en el seminario que él conducía en calidad de obispo de Veracruz.
Con casi 21 años, fundó el 3 de enero de 1941, los Misioneros del Sagrado Corazón y la Virgen de los Dolores, congregación que luego se llamaría “Legión de Cristo” y más tarde “Regnum Christi 1951”.
El Papa Pío XII en el año de 1946, acogió con interés el proyecto apostólico y educativo implementado por Marciel Maciel, lo que le abrió las puertas para cuatro años más tarde, fundar el Centro de Estudios Superiores de la Legión de Cristo en Roma.
En 1965, otro Papa, Pablo VI, le concedió a la congregación de Marcial Marcel, el “Decreto de Alabanza” por lo que la hermandad fue reconocida en el derecho universal de la Iglesia Católica.
El gran apoyo, lo recibió la congregación durante el papado de JUAN PABLO II, durante los viajes que éste realizó a México en los años 1979, 1990 y 1993. Marcial Maciel, fue consultor permanente del Vaticano y perteneció en esa condición a la Congregación para el Clero y a la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos.
El día en el cual la Legión de Cristo y el movimiento Regnum Christi celebraban 50 años de su fundación, esto es, el 3 de enero de 1991, el Papa Juan Pablo II ordenó 60 sacerdotes legionarios en la Basílica de San Pedro y Marcial Maciel fue reelegido como Superior General de la Congregación y del Movimiento Regnum Christi.
El 26 de noviembre de 1994, Macial Maciel cumplió 50 años y el Papa Juan Pablo II le envió una carta de felicitación que fue leía durante le acción de gracias de la celebración eucarística.
En el papado de Joseph Ratzinger se le archivaron por orden del Papa, todas la investigaciones y se le ordenó mantener una vida retirada de la sociedad para dedicarse a «una vida reservada de oración y penitencia y a no cumplir con su ministerio público». Eso fue todo lo que recibió, como sanción el pederasta Maciel, por parte del Vaticano
No obstante, lo que pareciera un modelo ejemplar a seguir, hoy es motivo de vergüenza para sus legionarios y seguidores incondicionales, quienes ante el mundo entero, reconocen que Marciel Maciel no fue nada más que un criminal y piden perdón por ello.
Refiriéndose al fundador de la congregación, manifestaron: “los gravísimos e inmorales abusos”, de “seminaristas menores de edad, por los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de los bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros”.
Y esto no podía ser diferente, cuando hoy por hoy es innegable, a pesar de los muchos años de rumores -todos ignorados por el Vaticano-, que Marciel Maciel era realmente un pedófilo, acusado por abusos sexuales ante el Papa Juan Pablo II en el año de 1997, por ocho ex miembros de la Legión de Cristo.
Maciel argumentaba que padecía de una extraña enfermedad que los niños podían ayudar a aliviar; que se necesitaba una muestra de semen para un examen y un «ayudante» para extraérselo. ¿Cómo pudo el Vaticano ignorar esta infamia y proteger al abusador de tal manera?
Lo importante -aunque tarde-, ha sido que un día después de que la ONU, acusará de forma abierta y sin temor alguno al Vaticano de estar encubriendo crímenes de pederastia, los Legionarios de Cristo salieron a dar la cara para desacreditar públicamente a quien fuera su fundador, que para lamento general, no fue testigo de su propio descredito.
El mundo entero se encuentra a la espera de los pronunciamientos que hará el nuevo Papa, Jorge Mario Bergoglio. Los creyentes esperan mayor claridad de parte de los legionarios, no quieren que simplemente se quede en meras palabras, se está exigiendo de los seguidores de la comunidad mayor precisión ¿Quién o quiénes le ayudaron a Marcial Maciel? ¿Reclutaron los legionarios a los adolescentes abusados por Maciel Maciel? Se exige claridad por todos los rincones, finalmente este mejicano también se vio incurso en delitos de fraude, extorsión y plagio.
Y como si ser pederasta no fuera poca cosa, también tuvo hijos con varias mujeres jóvenes, al menos mucho más jóvenes que él. Y todavía la historia no termina, pues también era adicto a la morfina y a tranquilizantes que sus jóvenes seminaristas le conseguían so pretexto de mantener constantes dolores de espalda.
Se afirma que para los legionarios no fue nada fácil desacreditar públicamente al fundador de su congregación y que estaban reunidos desde el 8 de enero, revisando el tema. De paso, atentos a que frente a la postura novedosa de Bergoglio, no fuera a ser que se les negara su refundación. No obstante, el Santo Padre, les ha dado su aval, justo 24 horas después del informe de la ONU, al divulgar el nombre del nuevo director general de la hermandad.
Al parecer todo le está llegando tarde a los legionarios, quienes se disculpan con un mea culpa por lo sucedido, “Nos apena”, aseguran los Legionarios, “que muchas víctimas y personas afectadas hayan esperado en vano una petición de perdón y de reconciliación por parte del padre Maciel y hoy queremos hacerla nosotros, expresando nuestra solidaridad con todas ellas. Hoy reconocemos con tristeza la incapacidad inicial de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas del padre Maciel, el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas. Pedimos perdón por estas deficiencias que han aumentado el dolor y desconcierto de muchos”. Imagen: siglo 21.com.
Fuente: WIKIPENDIA y elpais.com
