Una vez más debe decirse que, por mandato expreso de la Constitución, las ramas y órganos del poder público, aunque tienen funciones distintas, tienen la obligación de colaborar armónicamente entre sí para alcanzar los objetivos perseguidos por la organización estatal.
Dentro de esa perspectiva, resulta completamente extraño a las funciones, y totalmente desaconsejable para lograr los fines estatales, que los altos servidores públicos se enreden en peleas y controversias no resueltas por los mecanismos institucionales sino a través de los medios de comunicación, con mutuos reclamos y sátiras, como ayer mismo aconteció entre la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal General de la Nación.
Reclamó la Corte al Fiscal que explicara cuál ha sido el curso de investigaciones y procesos relacionados con parapolítica, en razón de la pérdida de competencia de esa corporación para investigar y juzgar a congresistas que han renunciado al fuero, cuyos expedientes fueron en consecuencia enviados a la Fiscalía.
La solicitud de la Corte se formuló de manera pública, ante los medios.
Y la respuesta del Fiscal, que fue casi inmediata, también hubo de producirse a través de los medios, y no mediante oficio o carta, utilizando los canales institucionales. Pero sí, aunque hablaba ante los medios, el Fiscal General increpó a los magistrados de la Corte, reprochándoles precisamente protagonismo y exposición mediática.
Definitivamente, además de resquebrajar en forma ostensible unas buenas y respetuosas relaciones, que deberían mantenerse, estas formas de comunicación entre quienes tienen a su cargo tan altas responsabilidades, desconciertan a los ciudadanos y restan credibilidad y respetabilidad a los protagonistas.
Mirando el fondo del asunto, parece que la Corte Suprema tiene inquietudes acerca de la suerte de esos procesos, y parece que la respuesta de Fiscalía, sin necesidad de puyas o indirectas, habría podido consistir sencillamente en el envío a la Corte de una relación pormenorizada acerca de cada uno de los procesos. Y nada más.
Pero insisten los funcionarios en dar todos los días espectáculo en los medios de comunicación.