No se ve un panorama claro en relación con la llamada reforma política, aunque el proyecto de acto legislativo ya ha surtido cinco de los ocho debates previstos en la Constitución para las modificaciones a su texto.
De una parte, han surgido muchas y justificadas inquietudes en torno a su efectividad para los fines de responder adecuadamente a la enorme crisis generada por la "parapolítica", y de recuperar legitimidad para un Congreso que hoy por hoy se encuentra en el más absoluto desprestigio. Así, por ejemplo, cabe preguntar si aumentar el umbral, del 2% al 5% del total de la votación, será un elemento útil para evitar que los congresistas puedan ser elegidos con el apoyo de grupos al margen de la ley, como ha venido ocurriendo, o si, por el contrario, al crearse la necesidad de más votos se estimulará en muchos la tendencia a buscar esas ayudas ilícitas. Por nuestra parte creemos que ese aumento será inócuo para el efecto perseguido, por considerar que la falta de ética de las personas no se corrige con normas: sean éstas cualesquiera, el inmoral siempre encontrará medios para lograr sus perniciosos objetivos, y para aparecer como legalmente elegido. Y, además, con un umbral muy alto se cierran las posibilidades de que nuevos movimientos o partidos, o nuevas opciones ideológicas o políticas lleguen al Congreso.
En cuanto a la famosa "silla vacía", las preocupaciones son todavía mayores: ¿por qué esperar hasta la sentencia condenatoria ejecutoriada para aplicarla? No nos parece convincente el argumento de la presunción de inocencia, ya que no estamos hablando de un efecto en el proceso penal que implique desconocer tal postulado, sino de la consecuencia que para la intitución y para el partido debe tener la detención del congresista titular. Sería mucho más comprensible y también más sencillo de aplicar que la silla quedara vacía al producirse la detención; suspendida; y sin reemplazo, de tal modo que si en correspondiente proceso el titular es absuelto, regresa a su curul. Si es condenado, el partido la pierde definitivamente. Se disminuye el número de los miembros de ese partido, que no tuvo cuidado en la escogencia de sus candidatos, en el Congreso.
Desde el punto de vista práctico, la verdad es que faltan votos, y además el Gobierno deberá contar con la oposición para sacar adelante el proyecto, que en su conjunto solamente suministrará "paños de agua tibia" para una fenomenal crisis institucional.