POR JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO
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La decisión del gobierno ecuatoriano en el sentido de conceder el asilo político al fundador de Wikieleaks Julián Assange tiene una importancia enorme por varios conceptos:
En primer lugar, mediante una providencia muy bien fundamentada y leída en su totalidad por el Canciller del Ecuador, Ricardo Patiño, se reivindican los derechos fundamentales del comunicador australiano, manifestando que en realidad -aunque Suecia lo reclama en extradición por supuestos delitos sexuales- está siendo perseguido y es objeto de retaliación proveniente de los Estados Unidos como consecuencia de las filtraciones de cables y otros documentos reservados y su amplia difusión en todo el mundo, en la red y en los medios de comunicación.
En segundo lugar, Ecuador ha reaccionado en defensa de su soberanía y la inviolabilidad de las sedes diplomáticas a la luz del Derecho Internacional, ante la actitud de Gran Bretaña, que amenazó ayer con ingresar a la Embajada del país suramericano en Londres para capturar a Julián Assange y enviarlo a la justicia sueca, en razón de haber concedido la extradición por ella solicitada.
La decisión ecuatoriana no ha caído bien en el Reino Unido, y hasta se ha dicho por parte del Foreign Office que su Gobierno está resuelto a cumplir lo que considera su deber -procediendo a hacer efectiva la extradición- y que, por tanto, se abstendrá de otorgar a Julián Assange el salvoconducto necesario para salir de la Embajada y dirigirse al aeropuerto con destino a Quito. En otras palabras, lo que pretenden los británicos es acorralar a Assange en el interior de la sede diplomática ecuatoriana, de tal modo que sus agentes lo capturan si llega a poner un pie fuera de la misma. Eso, si no les da por practicar la captura por asalto.
Pero, desde luego y de todas maneras, ya Gran Bretaña, como incondicional aliado de los Estados Unidos, tiene una decisión política tomada, aunque para llevarla a feliz término tenga que pasar por encima del respeto que merecen la soberanía de los Estados, los derechos fundamentales de las personas y las reglas del Derecho Internacional en materia de asilo.
El conflicto está creado, y sus repercusiones son en este momento imprevisibles.
Frente a la situación creada, debe existir entre los países latinoamericanos y en especial los suramericanos una gran solidaridad con Ecuador, cuya soberanía ha sido puesta en tela de juicio e irrespetada por los ingleses. Ojalá gobiernos como el nuestro no vayan a adoptar posiciones timoratas y melífluas, sino que desde el principio se genere en la región la conciencia acerca de la necesidad de hacer respetar la soberanía y la libre determinación de las naciones, en esta y en todas las materias, pues como dijeron los altos funcionarios ecuatorianos, nuestros paises no son colonias, ni de los ingleses, ni de los norteamericanos.
Veremos lo que ocurra en la sesión extraordinaria de la OEA que ha sido convocada con el fin de fijar posiciones de los paises de América Latina en defensa del derecho de asilo y para reafirmar la tradición de respeto a la soberanía de los pueblos.