LUDOVICO ARIOSTO
La manifestación pública del Presidente Santos acerca de la intervención quirúrgica que le será practicada para impedir el avance de un cáncer de próstata es un buen ejemplo de la transparencia y claridad con las cuales debe ser tratado el tema de los percances de salud de los gobernantes.
El pueblo tiene derecho a conocer en forma íntegra cuál es la situación real en cuanto a la salud de quien dirige y orienta los destinos del país desde el más alto cargo en la organización estatal.
Santos ha preferido con razón evitar especulaciones y chismes como los que tuvieron lugar en Venezuela a propósito de la enfermedad del Presidente Chávez, y transmitir sin rodeos la noticia -acompañado por su médico-, llegando inclusive a levantar toda reserva sobre su historia clínica.
De una parte, eso nos ha permitido establecer desde el principio la existencia del problema, la actividad científica que ahora se emprende y la necesidad de la operación, y de otra nos ha tranquilizado en el sentido de que, por su temprana detección y las características del tumor, el Jefe del Estado no tendrá que separarse del ejercicio de sus funciones.
De todas maneras, es bueno recordar que en caso de ser indispensable, el Presidente así lo informaría al Senado de la República y su falta temporal sería suplida por el Vicepresidente de la República, y a falta de éste por uno de los ministros en el orden de precedencia legal que pertenezca al mismo partido del Dr. Santos.
Todos hacemos votos por el éxito de la intervención quirúrgica.