POR OCTAVIO QUINTERO
Foto www.elementosdejuicio.com.co
Me está sucediendo a mí, y debe estarle sucediendo a otros columnistas de mayor punch, que la gente haya dado en creer que si uno critica a Santos, es porque está con Uribe; y si critica a Uribe, es porque está con Santos…
La confusión no es más que la orientación misma que la gran prensa le viene dando al cada vez más álgido enfrentamiento entre los dos. El último titular de los medios, relacionado con la asamblea de la U, domina la idea de que llegó la hora de definirnos entre uno u otro.
Puede que sea cierto que indirectamente uno le haga un mandado a Uribe cuando critica a Santos. De hecho, en mi caso particular, hoy hablo más de Santos que de Uribe; mejor dicho, de Uribe ya casi ni digo nada porque, para mí, ya pasó a la historia. El que tiene el bate ahora es Santos y su juego, en lo fundamental, es el mismo de Uribe. No voy a caer en la celada que nos tiende el régimen, aupado por los grandes medios de comunicación, de creer que Santos, ideológicamente hablando, es distinto a Uribe.
"Por sus hechos los conoceréis": (MT 7, 15-20).
En cuanto a la crítica que en particular a mí me hacen de que no me gusta nada, nada me parece bueno, solo hablo de lo negativo y cosas por el estilo, tengo que responder con toda sinceridad: SÍ: soy un escéptico. Ya llevo muchos años oyendo lo mismo y nada de nada. O mejor: mucho más, pero de lo mismo.
Pero atendiendo la observación de un caro amigo que me deja confuso, voy a tomarme unos días de reflexión a ver si, en efecto, me estoy volviendo adicto al pesimismo y, a lo mejor, esta vez sí, lo de Santos no se trata de una nueva “Mentira organizada”(*).
Hasta la vista
---------
(*) Libro del autor. Bogotá, D.C. Año 2.000. Presentación: Eduardo Sarmiento Palacio. Prólogo: José Gregorio Hernández Galindo.