POR OCTAVIO QUINTERO
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El sector privado también es populista en estricto sentido. Su populismo lo ejerce a través del concepto de responsabilidad social, convertido –incluso- en un capítulo especial del balance de actividades de las empresas, en el que se da cuenta de la forma como destina parte de sus utilidades a la noble causa de ayudar a las comunidades más vulnerables de la sociedad.
Como matrices de responsabilidad social en Colombia, pudieran tomarse las fundaciones de Ardila Lule, Julio Mario Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Pues, bien, esa responsabilidad social no es tan altruista, como aparenta. Todas esas fundaciones gozan de exenciones tributarias en virtud de las cuales el dinero que destinan a su funcionamiento no salga del bolsillo de los bondadosos potentados sino de los contribuyentes y se utilizan, por lo general, para evadir impuestos.
Un Estado serio no debiera conceder gabelas a los empresarios por su responsabilidad social. Eso es algo implícito en el ejercicio de cualquier actividad técnica, profesional o empresarial. Retornar a la sociedad parte de lo que le ha dado a uno, es apenas natural.
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Pero hay aberraciones que definitivamente han elevado el concepto de responsabilidad social de las empresas a auténtica burla al Estado y engaño a la sociedad.
Es el caso de la multinacional cementera HOLCIM, cerrada en las últimas horas por lo que bien pudiera llamarse “un robo continuado de recursos naturales” en el municipio de Chocontá, Cundinamarca, con gran afectación al medio ambiente, especialmente en la cuenca alta de la más importante arteria fluvial de Colombia, desde el punto de vista de su impacto social: el río Bogotá.
Esta augusta empresa tiene en su propaganda oficial este lindo concepto de responsabilidad social que desarrolla, como todas, a través de su Fundación HOLCIM … “que promueve innovaciones enfocadas en la construcción ecológica por medio de un Foro Internacional, alentando respuestas sustentables en asuntos de carácter tecnológico, ambiental, socio-económico y cultural que afecten la construcción, ya sea regionalmente como a nivel mundial”.
El expediente de HOLCIM ante la autoridad ambiental de la CAR que le cerró sus instalaciones de Chocontá, debe llevar a la conclusión de que su responsabilidad social con relación a su explotación minera y respeto al medio ambiente, es un adefesio.