Nació el 24 de junio de 1911 en Rojas (provincia de Buenos Aires) Argentina y murió el 30 de abril de 2011 en Santos Lugares, Argentina. Ensayista, escritor, físico y pintor. Representante de la literatura argentina contemporánea, su longeva existencia lo llevó a ser una figura presente durante gran parte del siglo XX.
Sabato nació poco después de la muerte de su noveno hermano Ernestico, por eso lleva su nombre Ernesto. Estudió secundaria en la Plata en el Colegio Nacional de la Plata, donde conoció al profesor Pedro Henríquez Ureña a quien citaría muchas veces como inspiración de su carrera literaria.
Estudió matemáticas, fue militante del movimiento de Reforma Universitaria de clara tendencia comunista y siendo Secretario General de la Federación Juvenil Comunista conoció a Matilde Kusminsky Richter quien con tan solo 17 años abandonó su casa paterna para irse a vivir con Ernesto Sabato.
Posteriormente puso en duda las ideas comunistas y fue enviado por el movimiento a Moscú. El temor de llegar a su destino final y no regresar nunca lo llevó a huir a Paris. De Moscú dijo “Era un lugar en donde uno se curaba o terminaba en un gulap o en un hospital psiquiátrico”.
En 1936 regresó a Buenos Aires y se casó con Matilde. En 1938 obtuvo el doctorado en Física y gracias a una beca pudo realizar trabajos de investigación sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie en París donde se interesó por el movimiento surrealista que marcaría una tendencia importante en sus futuros libros.
En palabras de Sabato “Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana me sepultaba entre electrómetros y probetas y anochecía en los bares, con los delirantes surrealistas. En el Dome y en el Deux Magots, alcoholizados con aquellos heraldos del caos y la desmesura, pasábamos horas elaborando cadáveres exquisitos”.
En 1939 con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Sabato fue trasladado a Estados Unidos y un año después regresó a su bella Argentina con la decisión de abandonar la ciencia y dedicarse enteramente a la literatura y la pintura. Para Sabato la ciencia“llevaría al mundo hacia el desastre.
En 1939 con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Sabato fue trasladado a Estados Unidos y un año después regresó a su bella Argentina con la decisión de abandonar la ciencia y dedicarse enteramente a la literatura y la pintura. Para Sabato la ciencia“llevaría al mundo hacia el desastre.