Desde hace nueve meses, Corpoamazonias venía advirtiendo que una tragedia, como la sucedida en Mocoa, podía ocurrir, sin embargo, los oídos e intereses del país no se centraron en escuchar y menos en crear un plan de contingencia que evitará la emergencia natural que azotó a la capital de Putumayo.

 

La corporación alertaba que debido a la falta de actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y la fuerte temporada de lluvias había sido complejo concertar e implementar los determinantes ambientales en la ciudad, demostrando así, un uso inadecuado de los suelos que agravaba este tipo de eventos que en cualquier momento podía suceder.

 

Una vez más, tal como ocurrió en Armero y en Salgar, ante la falta de acción, la tragedia sucedió y más que un castigo de Dios o de la naturaleza, como algunos lo calificaron, las alarmas se encendieron demasiado tarde y cientos de colombianos eran víctimas de la falta de estrategia y organización que ha caracterizado el país en más de una ocasión. 

 

Así que la pregunta que ahora nos debemos hacer es ¿cuántos desastres adicionales se requieren para tomar en serio la planeación y la prevención de desastres? Teniendo en cuenta que la alarma sigue en rojo, y  no solo en Mocoa donde las vertientes de las quebradas están fracturadas, hay socavamiento de los ríos y mucho material sobre los cauces y lechos, sino también en 500 municipios más del país que esperan una actitud diferente del Gobierno y un plan por parte de las entidades de riesgo para no repetir nuevamente la historia.

 

En este programa participa nuestro Director, Luis Alfonso Fajardo, el Senador del Polo Democrático Jorge Robledo, el experto en Prevención de Desastres Fabricio López y la periodista María Camila Idrobo. En el sonido: Luis Daza.