SOBRE CARLOS GAVIRIA

31 Oct 2007
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Durante ocho años tuve por compañero de magistratura en la Corte Constitucional al doctor Carlos Gaviria Díaz, actual Presidente del Polo Democrático Alternativo, y debo decir en honor a la verdad que, no obstante haber discrepado en el plano jurídico en varios casos en que, por la formación filosófica de cada uno, nuestras posiciones fueron diametralmente opuestas (aborto, eutanasia, despenalización de la dosis personal de estupefacientes...,para mencionar apenas algunos temas), fue siempre un magistrado ejemplar, por su rectitud y coherencia, y por su importante formación jurídica.

 

Por conocerlo, puedo afirmar que sus convicciones -entonces en cuestiones constitucionales, hoy reflejadas de manera consistente en sus intervenciones y actuaciones políticas- no pueden vincularse de ninguna manera a cercanías y ni siquiera simpatías por la violencia, el terrorismo, la guerrilla, o la combinación de todas las formas de lucha. Las exposiciones  y los escritos de Gaviria que conozco, que son muchos, responden siempre a una línea de pensamiento; a un enfoque muy propio y bien estructurado, derivado de su persuasión racional acerca de los grandes temas objeto de controversia pública.

 

 Por tanto, dentro de un criterio del que soy partidario -de libre pensamiento, de tolerancia y de pluralismo-, no caben las descalificaciones, que implican un irrespeto antidemocrático a la dignidad de la persona y un atentado contra su libertad; y menos las calumnias, las injurias, o los señalamientos malévolos como los que, con nombre propio o sin él, se han venido haciendo en estos días. Hace muy poco le quisieron achacar un artículo supuestamente subversivo en el periódico inglés "The Guardian", y ahora, después de varias vinculaciones que en distintas formas y lenguajes se han pretendido establecer con la guerrilla, normalmente rectificadas satisfactoriamente por el Presidente del Polo, lo último ha sido un regaño oficial a Gaviria dizque por haber escrito un artículo, o una columna, en la página web de ANNCOL, asunto por el cual incluso se llegó a pedirle que diera explicaciones al país. Y las dio. Gaviria había escrito una columna sobre el delito político -por cierto orientada a discrepar de una sentencia en que una vez más nuestras posiciones estuvieron distantes-, y ANNCOL decidió publicarla en la red. ¿Y en eso..., qué culpa tiene el escritor? ¿Y cómo -a no ser con intención dañina- puede derivarse de allí un vínculo del columnista con las Farc?

 

Me parece que estamos rebajando demasiado el nivel de las discusiones públicas, y que el propio Ejecutivo se desacredita con estas controversias inútiles que, en cambio, resultan muy perjudiciales para el libre ejercicio de las libertades -ya que no faltarán los cobardes que se atemoricen y en el futuro no quieran exponer sino disfrazar sus ideas, con eufemismos y maquillajes, para no provocar la ira gubernamental-.

 

Eso, además, puede llevar a reacciones impredecibles, inclusive contra la persona, conociendo como conocemos la intolerancia de algunos sectores. Es aconsejable una mayor prudencia.

 

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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