Informa Ludovico Ariosto

 

Egipcios en las calles. Foto www.prensalibre.com

 

Han transcurrido en Egipto más de treinta años de aplicación de la Ley Marcial, y finalmente, por decisión del Gobierno, a cuyo cargo está dirigir el proceso electoral en curso, ese oscuro período ha cesado para millones de egipcios, si bien continúan los militares en el poder, al menos por ahora, mientras se elige al próximo presidente. El país ha recuperado la normalidad institucional y ha dejado de regirse por las reglas del Estado de excepción permanente, que implicaba una pérdida absoluta de la libertad.

La denominada Ley de Emergencia, que había estado en vigor desde el asesinato del ex presidente Anuar al Sadat en 1981 y renovada de forma periódica por su sucesor, Hosni Mubarak, dejó de tener vigencia el último día del mes de mayo.

La Junta Militar que gobierna Egipto desde el derrocamiento del dictador, en febrero de 2011, ha decidido no renovar la norma, que estuvo presente a lo largo de tres décadas y que se caracterizó por restringir y hasta suspender en ese territorio las garantías y las libertades públicas. Hasta antes de la revolución del 25 de enero, en Egipto era ilegal manifestarse o reunirse en un lugar público e, incluso, más de 10 amigos congregados en la calle podían ser arrestados.

Con ocasión del primer aniversario de la revuelta, hace 5 meses, los generales anunciaron que la norma sólo sería aplicada en los casos de delincuencia, dejando la puerta abierta para poder usarla contra los manifestantes y dando lugar a una gran controversia social y jurídica. Ahora, la Junta no ha querido extender la ley, consciente de que no contaría con el respaldo del Parlamento para aprobar su renovación, aunque algunos afirman que ha gobernado en los últimos 15 meses con una legislación incluso más brutal, que es la militar.