Informa Ludovico Ariosto
Foto: REUTERS
La crisis humanitaria en Siria, provocada especialmente por el deseo de su actual presidente de permanecer en el poder pese a las protestas que ya cumplen un año, ha tocado fondo. Todos los días las agencias internacionales de noticias dan cuenta de numerosos muertos, y eso que la información no fluye fácilmente, de modo que cuanto vemos en los medios de comunicación es apenas una parte de este conflicto: la que los corresponsales alcanzan a conocer y transmitir.
En las últimas horas de este doce de junio se ha conocido un pronunciamiento trascendental procedente de las Naciones Unidas. El jefe de las fuerzas de paz de esa organización, Herve Ladsous, acaba de manifestar públicamente que el conflicto en Siria escaló al nivel de guerra civil.
En efecto, al preguntarle sobre si estimaba que Siria se encontraba en esa grave situación, Ladsous afirmó a un pequeño grupo de periodistas: "Sí, creo que podemos afirmar eso. Claramente lo que está sucediendo es que el gobierno de Siria quiere retomar el control". "Hay un aumento importante del nivel de violencia", según sus palabras.
Al mismo tiempo se informó que por lo menos 36 personas murieron en la mañana durante enfrentamientos en Siria, de acuerdo con informe del Observatorio Sirio para Derechos Humanos. Las fuerzas del régimen de Bashar al Assad lanzaron morteros contra bastiones rebeldes en la provincia de Deir Ezzor en el este sirio, en la región de Alepo en el norte y en varios puntos de la provincia de Homs.
"Siria sigue instalada en el terror", decían ayer algunos periódicos, y mostraban las imágenes de muerte y destrucción que se multiplican en ese territorio y que han estremecido al mundo a lo largo de varios meses sin interrupción.
El conflicto sirio comenzó hace más de un año, en febrero de 2011, como respuesta a un gobierno dictatorial que llevaba ya más de 40 años en el poder, con estado de emergencia incluido