CONTRASTES Y MORALES

13 Oct 2009
Valora este artículo
(0 votos)
3143 veces

Si hallasen en Chávez aunque sólo fuese una de las llagas de Uribe, serían estentóreas e imparables las cargas de la oligarquía venezolana, y su incondicional aliada colombiana, contra las conquistas políticas, sociales y económicas del pueblo hermano, una vez sustraída su riqueza del saqueo, constante, impune y desvergonzado, al que estaban acostumbrados los ?dueños del país?.

Se trata de esas inmorales lacras latinoamericanas, tan solidarias entre ellas, herederas de los criollos ?libertadores?, convertidos desde hace 200 años en politiqueros, corruptos y clientelistas (clientelares les dicen en otros países hermanos, también herederos de la ruin institución renacentista), auténticos delincuentes de cuello blanco, que tantos privilegios conservan en Colombia bajo el esquema de la república mafiosa y neoliberal.

Su incondicional disposición a combatir los regímenes de corte popular, la comprueba la insistente saña, torpe y ?contundente?, permanente y obsesiva, de Claudia Gurisatti, más vehemente que la del desprestigiado racista gorila rubio, de la cadena FOX, Glenn Beck, en su oposición a la justicia social y la igualdad esencial de las personas.

Para ambos, el pueblo raso no tiene derechos diferentes a existir al servicio de los potentados y de quienes los defienden a capa y espada, como lo hacen ellos dos, sin talanqueras morales, dudas ni prejuicios. Por eso los ofenden las conquistas populares, pues significan que los potentados tendrán menos para robar, y hasta terminarán untados de guacherna.

Ella es una destacada combatiente internacional por la defensa de los privilegios de las minorías, conformadas por los relativamente escasos potentados y sus abundantes sirvientes.

A eso se debe su inexplicable ceguera ante los crímenes de la república dictatorial, mafiosa y neoliberal, presidida por el inmune, impune y arbitrario Mesías paisa, tan generoso con los potentados y tan demagogo y paternalista con sus huestes campesinas, engañadas y compradas semanalmente, contra todo orden constitucional; en una indeclinable campaña proselitista, absolutamente ilegal, afrentosa y ruinosa, que convierte en pordioseros a los ciudadanos que caen cautivos en sus redes.

Les basta haberle estrechado la mano a un presidente. Eso los hará inmortales ante sus vecinos y familiares. El mayordomo Uribe lo entiende perfectamente. No olvida las lecciones concretas del dictador Gustavo Rojas Pinilla.

No está dispuesto a que, después de utilizarlo, los oligarcas tradicionales le quiten sus derechos civiles. De una vez ha venido armando su ?Anapo?. Por eso cree tener el país en sus manos, aunque Noemí y muchos aristócratas lo desprecien, incluyendo al Carlos García que presidió el Senado y que hoy, según debería ser, estaría (¡vaya uno a saber!) preso por parapolítica, como tantos ?fieles? uribistas, incluyendo al simpático Álvaro Noriega y su parentela.

Ante la tragedia interna -o ante la ofensiva imperialista dirigida a desatar la tercera guerra mundial, para lo cual Roberto Micheletti, en Honduras, y Álvaro Uribe, en Colombia (entre otros vende patria), están resueltos a ofrecerles todas las facilidades y garantías a los señores de la guerra, sus amos y últimas esperanzas de sobrevivencia impune; o ante los multimillonarios subsidios de Agro Ingreso Seguro que se embolsilla su patrón, el menesteroso potentado Carlos Ardila Lule, entre otras joyas nacionales-, el silencio y la ceguera de la encantadora periodista bogotana, contrastan con su minuciosidad en el examen de las conductas y palabras del coronel que preside el país hermano.

Todas las oligarquías se pliegan a la estrategia de los sionistas y los wasp: los inamovibles halcones de Washington, pues saben que es el único camino que les queda a los potentados y sus áulicos para seguir cabalgando sobre las mayorías, mientras acaban de destruir la biosfera.

Pero la insurgencia popular exigiéndoles a esos potentados la soberanía que les han enajenado, los tiene aterrados. Aunque chapalean, entienden que llegó la hora de los pueblos, pues si ellos -tan lacras e incapaces, que se han ganado la letrina de la Historia y a nosotros nos toca abrir el tanque que los expulse- siguen dirigiendo el mundo, el colapso definitivo es inevitable.

Quizás ese fue el propósito de los noruegos al entregarle el Nobel de Paz a Obama. Es una forma de otorgarle un respaldo evidente a sus tesis pacifistas y justicieras, tan opuestas a la agresión imperialista que impulsó Bush y que continúa amenazando la paz mundial, y asesinando musulmanes, aunque Obama prometió corregir ese rumbo.

Ese compromiso le permitió ganar un premio que sus actos no merecen, pero que la humanidad sigue interesada en que correspondan a sus promesas. Con ese fin le pagó por anticipado su cumplimiento, dejándolo en deuda con ella. La paz auténtica es el bien esperado por todos, tanto como la justicia social que la garantiza. También esperamos medidas radicales para frenar el deterioro ambiental, reparar los daños causados y cambiar el modelo económico culpable de tantas calamidades.

Ése es el reto de nuestras generaciones, ajenas a los canallas que están acabando con la vida -esos viejos decrépitos escapados del pasado, que tienen que morir con el mundo, para que la vida se acabe; pues sin ellos, la existencia no tiene sentido, porque se consideran imprescindibles y los únicos dignos de vivir plenamente- a causa de su loca y torpe ambición, que es una clara prueba de su incapacidad para seguir a la cabeza de los gobiernos y del destino común. La solución depende de las mayorías que están despertando.

¡Ojalá todavía quede tiempo para rectificar el desastroso rumbo trazado por el neoliberalismo y sus benefactores!

No tenemos derecho a esperar que el Gran Maestro tenga que decirle al Padre: ?¡Perdónalos porque no saben lo que hacen!? Tenemos la obligación de saber y responder. Y contamos con los medios para defendernos, incluyendo el abandono a los potentados acostumbrados a usar a las mayorías como objetos y carne de cañón para sus guerras. Sin el pueblo, no son nada. ¡Es nuestro mundo el que está amenazado, por la codicia de uno desalmados! Somos nosotros, las víctimas, los únicos interesados en salvarlo; y los únicos capaces.

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
Elementos de Juicio

Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Acerca de Nosotros

Nuestro propósito es aprovechar la tecnología en beneficio de la divulgación, el análisis, la controversia, la verificación de los grandes asuntos en que aparece el Derecho, en cualquiera de sus ramas; los procesos judiciales de trascendencia y los más importantes debates y acontecimientos.