¿Es democráticamente válido prohibir la expresión en nombre de la libertad?

08 Jun 2012
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Por José Gregorio Hernández Galindo
 
Augusto Pinochet, ex dictador chileno
Foto www.serpajchile.cl
 
Desde Santiago de Chile se informa que existe en ese país una gran polémica por el homenaje que sus partidarios -agrupados en la "Corporación 11 de septiembre"- quieren rendir al ex dictador Augusto Pinochet Ugarte, que se ha autorizado y que tendrá lugar el domingo 10 de junio.
El Servicio Paz y Justicia, Serpaj Chile, manifestó su rechazo al evento y dijo por conducto de su Director Ejecutivo Patricio Labra: “Homenajear la memoria de quien es el responsable de uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia, violenta la memoria de los miles de detenidos desaparecidos, torturados y ejecutados políticos de nuestro país. Al mismo tiempo, constituye una afrenta para todos los familiares de las víctimas de la dictadura”.
Añadió: “Nos sumamos a la gran cantidad de organizaciones sociales y defensa de los derechos humanos que también han manifestado su oposición a este homenaje, ya que Pinochet no solamente personifica el quiebre democrático y represión vivida por nuestro país, sino que también es el epítome del uso de la violencia extrema como medio de intimidación y consecución de mezquinos objetivos sustentados por oscuros intereses”.
Al respecto se sabe que los jueces han negado este viernes un recurso interpuesto por organismos de Derechos Humanos mediante el cual se procuraba que el Estado prohibiera el acto programado, cuyo propósito primordial consiste en honrar solemnemente la figura y las ejecutorias de Pinochet, acto que según las entidades demandantes es en sí mismo repudiable y ofensivo, en especial para las víctimas de los terribles años de dominio de la dictadura militar.
El recurso judicial fue instaurado el miércoles por la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (AFDD),  su petitum radicaba en evitar la celebración, propuesta para efectuarse en el teatro Caupolicán del centro de Santiago. Entre otros componentes del elogio, se incluía la exhibición de un video denominado ‘Pinochet’, referente a la vida y el gobierno del extremista gobernante.
"Una vez más el Poder Judicial está del lado de quienes violan los derechos humanos", dijo a periodistas en tribunales Lorena Pizarro, presidenta de la AFDD.
La providencia fue profrida por la Corte de Apelaciones de Santiago, que en sus motivaciones aseguró la improcedencia del recurso judicial con el sólo objeto de bloquear un reunión que no es pública sino que se realizará en recinto privado.
El Ejecutivo, por su parte, sostuvo este viernes que si bien no comparte los motivos del acto se debe respetar el derecho de reunión.
“La obligación del gobierno es permitir que los derechos de reunión se ejerzan y tratar de evitar que se puedan producir situaciones de violencia”, dijo el vocero gubernamental chileno Andrés Chadwick.
Hasta allí los antecedentes de la discusión. Lo que ahora cabe preguntar, a manera de reflexión, es: ¿cuál de las dos actitudes -prohibir el homenaje o, por el contrario, permitirlo- resulta ser más democrático? ¿Qué es más propio de un sistema respetuoso de las libertades? ¿La izquierda no se parecería a la derecha extrema al impedir u obstruir la libertad de expresión y la de reunión?
La dictadura de Pinochet fue monstruosa. En eso estamos de acuerdo. Pero cabe el interrogante: ¿a los auténticos demócratas -que rechazamos ese tipo de gobiernos, intolerantes y perversos-  nos gustaría parecernos al dictador?
¿Cuál es el precio -en términos de coherencia y de verticalidad- de ser demócrata?. ¿En nombre de la libertad es razonable asumir actitudes, o tomar o pedir que se adopten medidas propias de las tiranías?
Como lo dice hoy la frase del día de esta publicación, son palabras de Voltaire las siguientes: "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero daría mi vida para que usted pueda decirlo". 
 
Téngase en cuenta que, como lo informa la prensa, el homenaje lo harán los pinochetistas en privado. según dice la sentencia judicial. No lo organizan ni lo patrocinan el Estado chileno, el gobierno, ni los jueces de ese país, lo cual sería inaceptable. Pero debe verse si en una democracia los partidarios del ex dictador pueden o no reunirse y expresar su concepto, precisamente gracias a la democracia, y si ésta debe o no permitirlo para no contrariar sus principios, siempre que la reunión sea pacífica y no degenere en perturbación del orden público.
 
Desde luego, mucho respeto los opiniones contrarias. Pero me gusta que el tema se discuta, en Chile y en nuestros países.
Ahora bien, esto lo piensa un convencido de la prevalencia de la libertad. Pinochet habría prohibido -y de hecho lo hizo- un homenaje similar a Marx, a Lenin o a Salvador Allende. Y muy probablemente los asistentes al mismo serían perseguidos, apresados, desaparecidos o torturados.
Vale la pena entrar en la controversia, y es lo que queremos provocar con esta columna.
 
 
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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