LA CONFIDENCIALIDAD DE PERIODISTA A FUENTE

01 Jul 2013
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POR OCTAVIO QUINTERO
 
Foto: periodismodehoy.ning.com
 
La solidaridad de cuerpo no puede justificar acciones de ningún miembro de nuestro cuerpo social que atente contra ningún otro cuerpo social o personal. Sin embargo, eso ocurre con frecuencia, y está sobre el tapete, por ejemplo, el juicio que se les sigue a los dos coroneles de la Policía frente al lamentable caso del grafitero.
 
Resulta de hecho corriente que el médico respalde al médico; el taxista al taxista y el periodista al periodista, y así, sucesivamente, se extiende la cadena de solidaridad de cuerpo que resulta una falsa solidaridad cuando se defiende lo indefensable, simplemente porque se quiere proteger, falsamente también, una profesión o actividad cualquiera de la que hace parte nuestro homólogo.
 
El caso del director del noticiero de Teleantioquia no encuadra propiamente en lo que pudiera denominarse “chuzo”, pues, lo tratado hacia el interior del consejo de redacción, no fue un acto de espionaje de terceros sino de deslealtad de segundos. Y de esto sí que sabemos los periodistas cuando divulgamos informaciones con base en “fuentes confidenciales” que protegemos al amparo del secreto profesional.
 
No se trata, como se ha querido presentar en importantes medios de comunicación, y por destacados analistas, de una violación a la libertad de expresión porque, básicamente, el director no renuncia por lo que dice, sino por la deslealtad de uno de sus subordinados, y es sobre ese, que todavía no sabemos quién, sobre quien debe recaer la crítica en el sentido de si fue ético o antiético lo que hizo.
 
Y ojo, que aquí podemos escupir para arriba porque, si censuráramos al diputado por conseguir la grabación como la consiguió, también resultaría censurable, por analogía, muchas de las informaciones que conseguimos los periodistas, como las conseguimos. Y de esto sí que saben los grandes medios de comunicación que, hasta han establecido un jugoso mercado detrás de esas “gargantas profundas”, sin las cuales, muchas de las revelaciones que han servido para desvelar acciones de todo orden criminal e ilegal, estarían bajo el sagrado manto de la impunidad, todavía.
 
Apartado el caso del director del noticiero de Teleantioquia del tema de la libertad de expresión, vale también reflexionar sobre qué es libertad de expresión. Allá en Antioquia se traduce muy bien el alcance del dicho que dice, lo cortés no quita lo valiente.
 
El revolcón periodístico que se está dando en Ecuador bajo la ley que la gran prensa de la SIP tacha de “mordaza”, y que los defensores del nuevo orden empresarial e informativo presentan como una protección al “linchamiento mediático”, debiera servirnos para el caso de Teleantioquia, porque de fuentes bien confidenciales, se afirma que más allá del ejercicio periodístico, lo que cubre el lamentable suceso del colega es un vasto y ancho manto político de dos bandos que se disputan el poder, de tiempo atrás,  en ese poderoso departamento del país.
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Fin de folio: Si el General León Riaño, Director de la Policía, es dado de baja porque dijo que con razón el país extrañaba a Uribe, ¿se configuraría ahí una violación a la libertad de expresión y de pensamiento? Pregunto…
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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