¿SERÁ POSIBLE?

05 Nov 2007
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A juzgar por los antecedentes, no es casual que, justo después de una derrota, el Presidente de la República, mediante su acertijo sobre la hecatombe, haya hablado de reelección, a tiempo que sus partidarios procuran, otra vez, reformar la Carta Política con miras a derribar el obstáculo constitucional hoy todavía existentes para lograrla.
 
No estamos de acuerdo, pues -como lo hemos dicho- es la figura misma de la reelección, con independencia de los casos concretos, la que nos parece antidemocrática, en todas partes (veamos lo que pasa en Venezuela), pero obviamente las propuestas son eso -propuestas- y quienes las formulan, que son sus dueños, tienen todo el derecho de plantearlas, razón por la cual, pese a no compartirlas, carece de sentido descalificarlas desde el principio.
 
Pero quienes discrepamos también tenemos derecho a reclamar que se nos permita opinar, y que algunos amigos de la segunda reelección dejen de lado la intolerancia e inclusive la violencia verbal, y hasta física, con la que respaldan al Presidente, a quien le prestan flaco servicio cuando arbitrariamente sustituyen los argumentos por la fuerza.
 
Quien esto escribe ha sido testigo varias veces -la última después de anunciada la disyuntiva entre la reelección o la hecatombe- de actitudes groseras e intransigentes, por parte de verdaderos energúmenos -hombres y mujeres- que se dicen uribistas, contra personas de opinión contraria a la del Gobierno, y ahora a la nueva postulación del Jefe del Estado. Así, en estos días, se pudo presenciar cómo insultos, palabras de grueso calibre, gritos y puños cerrados....obligaron a una pareja a abandonar la casa a la que había sido invitada, todo por el hecho de que en la misma reunión social estaban presentes -también invitados- varios jóvenes estudiantes de universidades bogotanas, quienes estallaron en cólera cuando los esposos mencionados se atrevieron a formular críticas contra el Presidente y la reelección. Desde luego, el bochornoso incidente fue de tal magnitud que el evento social, ofrecido con el mejor ánimo por los anfitriones (quienes han pedido reserva de sus nombres), hubo de darse por concluido.
 
No salgo de mi asombro, en especial por el hecho de ver que las nuevas generaciones -o al menos algunos de sus integrantes- quieran regresar a épocas superadas de intemperancia política. Y no dejo de preguntarme: ¿Será posible que, hoy, en una sociedad democrática y pluralista, ocurran estas cosas?

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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