¿BLANCO? ! ME SUENA !

14 Jun 2012
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TERESA CONSUELO CARDONA
 
Las elecciones para Gobernador del Valle se sacaron de su centro. La lucha se llevó a un terreno hasta hace poco insospechado: el de un enemigo común que les afecta tanto a politiqueros y mafiosos que cada uno dice que favorece al otro. La consigna parece ser "todos contra el Voto en Blanco".
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Las elecciones del próximo 1 de Julio en el Valle del Cauca no son atípicas. De eso no cabe ninguna duda. Es típico el comportamiento de los partidos y de los partidarios de los candidatos. Y es típico que algunos comentaristas nos pongan a elegir entre lo peor de las opciones. Hizo carrera (alocada carrera) la pregunta típica en el Valle del Cauca: ¿usted qué prefiere: un mafioso o un politiquero? Como si ser politiquero no fuera una práctica mafiosa. Y como si los mafiosos no hubieran contado nunca con el apoyo de los politiqueros.
Las elecciones para Gobernador del Valle se sacaron de su centro. A pocos les importan cuáles son las funciones de un gobernador, cuáles las posibilidades que tiene de cumplir con un programa de gobierno y cuál es el programa de gobierno de los actuales candidatos. La lucha se llevó a un terreno hasta hace poco insospechado: el de un enemigo común que les afecta tanto a politiqueros y mafiosos que cada uno dice que favorece al otro. La consigna parece ser "todos contra el Voto en Blanco". Y los argumentos para refrendarse en el rechazo a esa expresión democrática no pasan jamás por el espíritu democrático ni por la participación o expresión de una voluntad de castigo a una casta de politiqueros de oficio, sino por el hecho de que, supuestamente, el Voto en Blanco favorecería al contrincante.
Queda clarísimo con esa actitud, que a los promotores de los candidatos ya no les queda ninguna bondad de sus aspirantes para mostrar y que deben limitarse a desprestigiar al otro, al que representa una amenaza para su conveniencia, es decir, al Voto en Blanco. Y queda clarísimo, también, que todos saben que ningún candidato, por mérito propio, podrá ganar las elecciones sin acudir a elaboradas artimañas, que los unos denominan unidad y los otros poder de las bases. Con todo, lo único que les sienta es desprestigiar al Voto en Blanco, con lo que también queda clarísimo, que negar sus bondades surge del temor a su eficacia.
No hay noticias de un movimiento social que haya surgido de la idea de hacer un movimiento social. Por el contrario, surgen del ejercicio de encontrar puntos de encuentro entre inconformes que expresan sus desacuerdos. Con el tiempo y con la suma de más personas con identidad común, de más propuestas de solución, de más ideas, de más tareas y de más quehaceres, los miembros del grupo se van constituyendo en sujetos colectivos, es decir, van reconociéndose a sí mismos y a todos los miembros de su grupo, como a individuos capaces de coincidir en el proceso de toma de decisiones políticas, lo cual no implica la conformación de un partido político.
Para contrarrestar a los movimientos sociales, los partidos políticos y los gobernantes (provenientes del seno de los partidos o de sospechosas coaliciones) les aplican a los líderes y a los miembros, en general, una de las dos acciones siguientes: represión o invisibilización. La primera consiste en el uso de la fuerza, la violación de derechos históricos y naturales, que van acompañadas de peroratas para convencer al ciudadano común de que los castigos y reprimendas indiscriminados sobre la población se hacen en defensa del ciudadano (como amenazar al pueblo con la dictadura de un mafioso o de un corrupto o como echarle al pueblo la culpa del "gasto inoficioso" de unas elecciones adicionales si gana el voto en blanco). Y la segunda, por medio de la publicidad y el embobamiento colectivo se enfoca en evitar la participación política de los ciudadanos en la formación de la opinión pública (como la de hacernos creer que frente a la unidad nacional o regional, que disimula la dañina concentración de poder, no hay nada que hacer, y así logran que en lugar de que se les juzgue por absolutismo, se les aplauda por su capacidad de coordinación). Ambas estrategias procuran un cierto conformismo bélico cómico (armarse contra el supuesto enemigo que sería el Voto en Blanco y, reírse y ridiculizar las propuestas de cambio) y, de paso, amedrentar la imaginación para que todos lleguen a suponer que el cambio es imposible.
A pesar de todo, los movimientos sociales no han muerto. Algunos avanzan más rápidamente que otros y algunos se han extendido por décadas o siglos. Otros son reconocidos como movimientos sociales muchos años después de ser identificadas sus acciones. No hay una métrica para evaluarlos, que no sea la participación de la comunidad. Todos surgen de la repetición de acciones que cada vez convocan una mayor participación de las bases en la realización de tareas colectivas a través de canales no necesariamente institucionales. Esas acciones se presentan como iniciativas que persiguen solicitudes que se van gestando y tomando forma en las tareas mismas, y mientras demandan respuestas del Estado, del Gobierno, de la empresa privada y de la sociedad, cumplen faenas que, en simultánea, expresan discrepancias con el entorno histórico y proponen soluciones desde lo colectivo.
En el Valle del Cauca, ambas formas para la contención de movimientos sociales se vienen ejerciendo desde hace algún tiempo, en simultánea. Se trata de un poco de garrote, combinado con pan y circo. Pocas zanahorias. Por un lado, los grupos al margen de la ley ejercen el control de la seguridad en los municipios, lo que garantiza un cierto tipo de seguridad que sólo aplica y protege (en la práctica) a los gobernantes y a algunos de quienes hagan unidad con ellos. Por otro, el embobamiento de las comunidades por medio de fiestas, rifas de electrodomésticos, pancartas de gratitud al gobierno, adulaciones y hasta alabanzas religiosas son pan de cada día. Algunos medios de comunicación y periodistas están al servicio de esa estrategia. Unos por migajas financieras y muchos como idiotas útiles, víctimas de su propia ignorancia.
Hace algunos meses, en otra edición de esta columna, reflexionaba que estas estrategias no estarían en ejecución si no hubiese un motivo. ¿Será que un movimiento social que se oponga radicalmente al estado actual de cosas se está gestando en el Valle del Cauca y los políticos le temen? ¿Será que su temor los obliga a preparar las estrategias para contrarrestarlo? Valdría la pena observar si hay algún indicio de que la gente se cansó del abuso de los que siendo serviles fichas de los partidos, olvidaron el respeto que la comunidad se merece. Habría que prestar atención a si cada vez hay más gente dispuesta a protestar y si a cada momento aumentan las personas que identifican las mangualas y contubernios que seguramente les afectarán en un futuro cercano. Es bueno aguzar los sentidos para detectar si frecuentemente alguien decide que tras cada acuerdo político algo terrible nos espera. Y sería útil verificar si de pronto la gente está pensando que en poco tiempo los partidos tienen que estar a su servicio y no al contrario. Y si no, ¿por qué tanto miedo?
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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