EL TALISMÁN DE LA NEUTRALIDAD JUDICIAL EN LA ELECCIÓN DEL NUEVO MAGISTRADO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

25 Ago 2012
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POR AMELIE

Imágen tomanda de: lasillavacia.com
 
La noticia de la elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional, Luis Guillermo Guerrero, es tal vez uno de los acontecimientos más importantes para presagiar el futuro de la política judicial del país. 
 
Si bien es cierto que es la primera vez que un magistrado auxiliar de la misma Corporación consigue atravesar el umbral que separa el mérito de la habilidad política, también lo es que al ser elegido magistrado titular en propiedad por el bloque conservador y la U, su incorporación no puede leerse bajo el lema de la neutralidad, que tanto se ha esforzado en pregonar, sino como una certera jugada obtenida por la derecha. 
 
En primer lugar la terna que integró el Consejo de Estado con el finalmente elegido, Luis Guillermo Guerrero, Carlos Medellín y Martha Sáchica, evidenció un tablero de juego conservador “moderado”, para una vacante liberal, con lo cual definitivamente marcó la partida
con inclinaciones ideológicas claras que cambiaban abiertamente las reglas del juego. 
 
De entrada el gran perdedor fue el Procurador Alejandro Ordoñez y su proyecto de extrema derecha confesional, quien al ser derrotado con una de sus protegidas más reconocidas, su Procuradora Delegada para la Infancia y la Familia, Ilva Miryan Hoyos, mostró que ante ese tribunal, y pese a toda la influencia que posee ante sus excolegas, no goza de un respaldo que le permita respirar tranquilo en el contexto futuro, pero casi inmediato, de su deseo de reelección en la Procuraduría. La derrota de su protegida es quizá el presagio más seguro con el que cuenta el Procurador sobre su, ahora, lejana reelección. 
 
El segundo perdedor fue el Presidente Juan Manuel Santos quien vio como sus mayorías en el Congreso y su Coalición Nacional se le deslizó entre los dedos de la madeja política con el lúgubre cambalache entre la Secretaria del Senado por un magistrado de la Corte, tejido por los conservadores y la U, lo que dejó aislado a un partido liberal cuyo respaldo a Carlos Medellín definitivamente no era suficiente. 
 
Carlos Medellín era el que mejor representaba el estilo del presidente: liberal, vinculado en toda su trayectoria profesional al ejecutivo, progresista moderado, y por supuesto, símbolo de aquello que prefiero llamar la “generación de los mártires del narcotráfico” es decir, la conformada por los hijos de los líderes, en su mayoría juristas, cuyas tempranas y trágicas muertes estamos condenados a pagar todos los colombianos hijos de anónimos, muchos también huérfanos. Que Santos haya preferido abandonar a Medellín por el trueque de cargos que rige los intereses partidistas, no disimula que en todo caso la ausencia de Medellín en la Corte debilita al presidente. 
 
Mientras que el ganador ha sido el sector uribista, el que sorpresivamente logró imponerse en la elección. Cabe recordar que Luis Guillermo Guerrero fue magistrado auxiliar de Rodrigo Escobar Gil, también conservador, y quien fue nominado como relator especial ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por Álvaro Uribe, dicen las malas lenguas que en retribución por el voto para la reelección y otros favores recibidos. 
 
El nuevo magistrado Luis Guillermo Guerrero ha hecho ingentes esfuerzos por despolitizar su elección con dos estrategias, i) aferrarse al talismán de la neutralidad de los jueces, como si por invocarlo fuera suficiente para disimular o distraer la atención sobre la evidente orientación ideológica de los jueces y los efectos que sobre la justicia ello acarrea. Y por otro, ii) tratar de convencernos de que si bien es conservador, algo que definitivamente no puede ocultar, cuando entra a su despacho ello se desvanece para entonces ser un juez justo y ecuánime y trae como ejemplo que proyectó algunas sentencias sobre la igualdad y no discriminación por razones homosexuales. Lo que no nos dice el nuevo magistrado es que sobre dicho tema su magistrado titular salvó el voto en innumerables ocasiones y sólo al final dio su brazo a torcer siempre y cuando se mantuviera incólume la definición del concepto heterosexual y excluyente de familia. 
 
Así, al final de la partida todo indica que ganó la derecha, y que los grandes perdedores no son el procurador ni el presidente sino todos aquellos académicos con experiencia en la rama judicial, pero novatos en la política, a quienes la lógica carroñera no les deja ganar la partida a la politiquería. 
  
 
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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