La hija del Rey de España, la Infanta Cristina, “muy sonriente” llegó el 8 de febrero de 2014 a las 9:45 de la mañana, al Juzgado 3 de Palma, para declarar por el caso Nóos, tras la imputación que se le hiciera el pasado 7 de enero por ese Juzgado. La Infanta fue citada con el fin de aclarar su participación en los delitos de fraude fiscal y blanqueo de dinero, en su calidad de copropietaria junto con su marido Iñaki Urdangarin, de las sociedades Aizoon y Nóos.
La Infanta, estuvo acompañada de sus abogados Miguel Roca y Jesús María Silva. Rindió su declaración ante el Juez José Castro, y aseguró que la sociedad que ella fundó con su marido obedeció a la confianza que ella tuvo en él: “Yo confiaba en mi marido” afirmó la Infanta.
El interrogatorio inicial duró cerca de cinco horas y según afirmó un testigo, la gran parte de las preguntas formuladas por el Juez Castro, fueron respondidas por ella, con evasivas. Por otro lado aquellas preguntas orientadas a perjudicar a su esposo, no fueron respondidas. Frente a las facturas que se le pusieron a su alcance para reconocimiento, como medio de prueba en contra de su esposo, la Infanta aseguró no conocerlas, ser una completa ignorante en temas contables o en algunos casos ha guardado silencio.
No obstante, el Juez Castro que siempre la trató como señora y no como la Infanta o Duquesa de Palma la inquirió, recordándole que ella era la socia propietaria de la sociedad AIZOON, en un 50% y que por lo tanto era imposible que no estuviera al tanto de la administración que su esposo hacía de la empresa, a lo que ella hábilmente respondió: "Mi marido me aconsejó tomar ese 50% y yo confiaba en su buen hacer".
Así las cosas, las respuestas de la Infanta Cristina, se redujeron a: “no sé”, “no me consta”, “yo confiaba en mi marido” evitando involucrarse y negando con estas palabras los indicios delictivos en su contra.
Uno de los testigos, en el interrogatorio que se adelantó a la Infanta, ha dicho que aun cuando ella parece estar muy preparada para la diligencia, el Juez Castro no ha parado de preguntar de manera exhaustiva y con severo rigor y que es notorio el interés de Castro por llegar a la verdad dentro de las posibilidades que se lo permita el fiscal. No obstante, el mismo testigo ha dicho que de 400 preguntas que se le formularon a la Infanta en el primer interrogatorio, solo respondió 15.
Castro le ha preguntado con las facturas a la vista por qué la sociedad de la cual ella era la propietaria en un valor accionario considerable, aparecía pagando suscripciones por 511 euros a revistas de moda como La Redoute, ropa deportiva comprada por teléfono a una tienda en Nueva York, cajas de vino Baigorri por 1.357 euros, productos como berbecheros, bacalao ahumado, codornices compradas en Barcelona y la serie de libros de Harry Potter. Sobre el pago de cursos de salsa, dijo no haber tomado uno de salsa sino de flamenco a lo que el Juez Castro le respondió con sorna: “Lo celebro”.
Lo único que negó categóricamente, fue la imputación de haber pagado mano de obra por fuera de la ley.
Según el diario “elpaís.com”, Manuel Delgado, el abogado de la acusación Frente Cívico en un receso ha dicho "la Infanta no es una más en la trama". "Es la causa. Sin ella no habría película. Sería absurdo", "Queremos que se apliquen las mismas leyes tributarias a todos los españoles. Es una tomadura de pelo de alguien diga que no sabe quién paga sus facturas", ha lamentado al señalar a Urdangarin como "el cortafuegos".
