Dieciséis días faltan para la primera vuelta de la elección presidencial en Colombia y la verdad no se están debatiendo los grandes temas. Ni conocemos en cuanto a la mayoría de los candidatos sus opiniones, sus programas, sus propuestas acerca de los graves problemas nacionales. No ha habido debates en televisión porque no todos los candidatos han querido participar. Tenemos crisis en la salud, crisis carcelaria, crisis en la administración de justicia, paro agrario y crisis en la política agropecuaria, fracaso de las grandes reformas que el gobierno intentó en estos años como la reforma a la educación, la reforma a la salud, la reforma a la justicia; hay protestas estudiantiles, la inseguridad en las ciudades colombianas se incrementa a diario, continua la inestabilidad en la alcaldía de Bogotá por la destitución arbitraria de su titular Gustavo Petro -esto por causa de una actitud casi personalista del Procurador General de la Nación-, y frente a todo, eso el Gobierno cuya cabeza aspira a la reelección se muestra impotente y los otros candidatos no tienen propuestas orientadas a la solución de todas estas materias.
Cuál va a ser la política económica en el próximo gobierno, la política monetaria, la política cambiaria, se va a corregir la política estatal sobre el campo?, hay propuestas en las campañas en torno a las reformas constitucionales o legislativas que puedan surgir de los diálogos de paz, o aquellas que se necesiten en virtud de muchos elementos que aconsejen ajustes desde el punto de vista normativo?, hay programas de los candidatos para luchar contra la corrupción?, se va a plantear una política criminal del estado mucho más seria que evite esa permanente modificación de los elementos penales según la coyuntura? Se van a intentar los diálogos con Nicaragua para incorporar el fallo de La Haya en un tratado?, cuál será la posición del próximo gobierno frente a Venezuela?, cuál será la suerte de los tratados de libre comercio celebrados hasta ahora? En definitiva, nada, o muy poco sobre el futuro próximo del país.
Las campañas están en otra cosa, en buscar elementos, haya pruebas o no, que les puedan servir para enlodar al contrario. Y hay, en efecto, acusaciones graves. Otra vez el posible ingreso de dineros del narcotráfico a una de las campañas de 2010, la asesoría de J.J. Rendón para acercamientos con los narcotraficantes, el posible regalo o donación del mismo J.J. Rendón de dos millones de dólares para la campaña de Juan Manuel Santos de 2010, las interceptaciones telefónicas del señor Sepúlveda, la pretensión de manipular noticieros y medios de televisión para desacreditar una campaña, en fin, muchos temas que debe dilucidar la administración de justicia, aunque creemos que no alcanzará a conocerse la verdad judicial antes de las elecciones.
Por qué los candidatos involucrados en todo esto no responden políticamente y mejor dan un paso al costado para que se vote por los demás candidatos que no tienen este tipo de problemas?
Ahí lo dejamos para consideración de nuestros oyentes.
