REFLEXIÓN: “COMO HUIR DE LOS ADULADORES”

29 Abr 2016
Valora este artículo
(5 votos)
11864 veces
CAPÍTULO XXIII del “Príncipe” de Maquiavelo. “COMO HUIR DE LOS ADULADORES.- No quiero pasar por alto un asunto importante, y es la falta en que con facilidad caen los príncipes si no son muy prudentes o no saben elegir bien. Me refiero a los aduladores, que abundan en todas las cortes. Porque los hombres se complacen tanto en sus propias obras, y de tal modo engañan, que no atinan a defenderse de aquella calamidad; y cuando quieren defenderse, se exponen al peligro de hacerse despreciables. Pues no hay otra manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad; y resulta que, cuando todos pueden decir la verdad, faltan al respeto. Por lo tanto, un príncipe prudente debe preferir un tercer modo: rodearse de los hombres de buen juicio de su Estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad, aunque en las cosas sobre las cuales sean interrogados y sólo en ellas. Pero debe interrogarlos sobre todos los tópicos, escuchar sus opiniones con paciencia y después resolver por sí y a su albedrío. Y con estos consejeros comportarse de tal manera que nadie ignore que será tanto más estimado cuanto más libremente hable. Fuera de ellos, no escuchar a ningún otro poner en seguida en práctica lo resuelto y ser obstinado en su cumplimiento. Quien no procede así se pierde por culpa de los aduladores o, si cambia a menudo de parecer, es tenido en menos. Quiero a este propósito citar un ejemplo moderno. Fray Lucas [Rinaldi], embajador ante el actual emperador Maximiliano, decía, hablando de Su Majestad, que no pedía consejos a nadie y que, sin embargo, nunca hacía lo que quería. Y esto precisamente por proceder en forma contraria a la aconsejada. Porque el emperador es un hombre reservado que no comunica a nadie pensamientos ni pide pareceres; pero como, al querer ponerlos en práctica, empiezan a conocerse y descubrirse, y los que lo rodean opinan en contra, fácilmente desiste de ellos. De donde resulta que lo que hace hoy lo deshace mañana, que no se entiende nunca lo que desea o intenta hacer y que no se puede confiar en sus determinaciones.
 
Por este motivo, un príncipe debe pedir consejo siempre, pero cuando él lo considere conveniente y no cuando lo consideren conveniente los demás, por lo cual debe evitar que nadie emita pareceres mientras no sea interrogado. Debe preguntar a menudo, escuchar con paciencia la verdad acerca de las cosas sobre las cuales ha interrogado y ofenderse cuando se entera de que alguien no se la ha dicho por temor. Se engañan los que creen que un príncipe es juzgado sensato gracias a los buenos consejeros que tiene en derredor y no gracias a sus propias cualidades. Porque ésta es una regla general que no falla nunca: un príncipe que no es sabio no puede ser bien aconsejado y, por ende, no puede gobernar, a menos que se ponga bajo la tutela de un hombre muy prudente que lo guíe en todo. Y aun en este caso, duraría poco en el poder, pues el ministro no tardaría en despojarlo del Estado. Y si pide consejo a más de uno, los consejos serán siempre distintos, y un príncipe que no sea sabio no podrá conciliarlos. Cada uno de los consejeros pensará en lo suyo, y él no podrá saberlo ni corregirlo. Y es posible hallar otra clase de consejeros, porque los hombres se comportarán siempre mal mientras la necesidad  no los obligue a lo contrario. De esto se concluye que es conveniente que los buenos consejos, vengan de quien vinieren, nazcan de la prudencia del príncipe, y no la prudencia del príncipe de los buenos consejos”.
 
La Voz del Derecho

Nuestro propósito es aprovechar la tecnología en beneficio de la divulgación, el análisis, la controversia, la verificación de los grandes asuntos en que aparece el Derecho, en cualquiera de sus ramas; los procesos judiciales de trascendencia y los más importantes debates y acontecimientos.

Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Acerca de Nosotros

Nuestro propósito es aprovechar la tecnología en beneficio de la divulgación, el análisis, la controversia, la verificación de los grandes asuntos en que aparece el Derecho, en cualquiera de sus ramas; los procesos judiciales de trascendencia y los más importantes debates y acontecimientos.