REFLEXIÓN: LA JUSTICIA NO EXIGE NI RECOMPENSA NI PRECIO. Destacado

12 Jul 2018
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“…el derecho y todo lo que es honesto debe ser buscado por su propio valor. Y efectivamente, lo que todos los hombres de bien aman es la equidad misma y el derecho mismo; y un hombre  de bien no puede engañarse sintiendo afecto por lo que no es digno de ser amado por sí mismo; así, pues, el derecho es digno de ser deseado y honrado por sí mismo; y con el derecho lo es la justicia, y, con ella, todas las demás virtudes deben ser honradas por sí mismas. ¿Qué diremos, pues? ¿Es la generosidad desinteresada o mercenaria? Si el hombre se muestra bueno sin recompensa, es desinteresada; si va acompañada de un salario, es venal. Está fuera de toda duda que el hombre de quien se dice que es generoso y bueno busca cumplir con su deber y no sus ventajas. De la misma manera, pues, la justicia no exige ni recompensa ni precio: es por tanto deseada por sí misma. Y el fondo es el mismo, y hay que pensar lo mismo de todas las virtudes.

 

Después de todo, si se busca la virtud por sus provechos y no por su propio valor, no habrá ya más que una sola virtud, que será mucho más exacto llamar “malicia o maldad”. Pues, de la misma manera que cada persona, en la medida en que refiere todas sus acciones a su propio interés, se aleja de la misma medida de ser un hombre de bien, así también los que miden la virtud por sus recompensas no tienen ya en cuenta más “virtud” que la maldad. Pues, ¿dónde se encontrará un hombre bien hechor, si nadie hace nada en favor de otro movido por la bondad? ¿Dónde habrá un hombre agradecido, si las gentes no parecen serlo ni aun en el momento en que realmente agradecen algo? ¿Dónde estará el carácter sagrado de la amistad, si el amigo no es ya amado personalmente por sí mismo y, como se dice, de todo corazón? Será incluso preciso abandonarlo y rechazarlo, una vez se desespere de conseguir de él ventajas o beneficios; ¿qué cosa más monstruosa que ésta se puede decir?

 

 

Pero si la amistad debe ser cultivada o venerada por sí misma, también la compañía de los hombres, la equidad y la justicia son bienes dignos de ser buscados por sí mismos. Y, si esto no es así, no existe en absoluto la justicia. Pues es el grado sumo de la injusticia, el querer sacar un precio de la justicia”.

 

 

Tomado del libro “Sobre las Leyes” de Cicerón. Página 49. Biblioteca de Iniciación FILOSÓFICA. Editorial Aguilar.

 
Modificado por última vez en Jueves, 12 Julio 2018 15:01
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