LO IMPLÍCITO DE LO EXPLÍCITO

29 Jul 2009
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Todos los lemas de las campañas políticas resultan interesantes acertijos, pues, a través de ellos los candidatos deslizan abierta o discretamente, según su relación con el gobierno al que pretenden reemplazar, la que en su concepto resultaría ser la necesidad más sentida de la población al momento del debate electoral, a fin de conquistar los votos provenientes de tres vertientes electorales principalmente: los copartidarios, la franja de opinión y los ‘estomacales’, que son aquellos que votan tan sólo por prebendas burocráticas o económicas, que resultan ser la inmensa mayoría.

Hay en el mapa electoral del reciente pasado unos ejemplos muy citados por los analistas que ilustrarían lo fundamental de los lemas de campaña a la hora de conquistar a los electores:

1.- En Colombia, la lucha por la presidencia en la campaña de 1982 se definió por el lema “Sí se puede”, que le salió de chiripa al candidato triunfador Belisario Betancur, cuando se enfrentó al intento de reelección del ex presidente López Michelsen quien se opuso con un “No se puede” a la propuesta de su contendor en el sentido de adjudicar casa sin cuota inicial a las clases populares.

2.- En Estados Unidos, el viejo Bush ganó la Presidencia con el lema “Léanme los labios” con el que significó que en su administración no habría nuevos impuestos; luego perdió la reelección con Clinton cuando este dijo “Es la economía estúpido”. Y, ante el descalabro de la administración Bush (hijo) que ha puesto en entredicho la viabilidad del Imperio, algo muy caro a la idiosincrasia gringa, Obama arrasó en las urnas también con un “Sí se puede” reconstruir el sueño americano.

Ahora bien, si los candidatos dedican todo su empeño en definir sus lemas de campaña, los electores debieran tomarse su tiempo para intentar descifrarlos porque en ellos quedan implícitos unos mensajes subliminales de alto contenido político.

En Colombia ha empezado a desbrozarse perezosamente una campaña presidencial que tiene por referente fundamental la calculada posibilidad de que el actual Presidente aspire o no a una nueva reelección.

Así que, demos un primer atisbo a los lemas de los aspirantes presidenciales que se han lanzado al charco, en busca del mensaje implícito dentro de lo explícito, advirtiendo que todavía quedan en el vestuario tres pesos pesados de alto calibre: Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras y Carlos Gaviria, y uno más, el propio Uribe si es que logra nuevamente -ganas no le faltan-, torcerle el pescuezo a la constitución para habilitarse.

Alfonso Gómez Méndez (liberal), ve en estos momentos un gobierno excluyente y por eso invita a construir un país “Con las puertas abiertas a todos los colombianos”.

Carlos Holguín Sardi (conservador), el gobierno de Uribe, al que perteneció por varios años, ha descuidado lo social, según el lema de este candidato que considera necesario pasar “De la seguridad democrática a la prosperidad”.

Cecilia López (liberal), habla de “La hora de los derechos”, con lo que se estaría afirmando que en el presente gobierno el “Estado Social de Derecho”, de que habla el prólogo de la Constitución es apenas un saludo a la bandera.

Sergio Fajardo (independiente). El carismático ex alcalde de Medellín nos anda diciendo a todos que tenemos, soportamos o sufrimos el gobierno que nos merecemos. Por eso machaca el eslogan de un “Compromiso ciudadano por Colombia”.

Andrés Felipe Arias (conservador). “Uribito”, como le dicen y le gusta, invita a “Todos con Arias”. Es decir, considera que si todos los uribistas van con él, no tiene pierde.

Iván Marulanda (liberal).- “El regreso del liberalismo al Partido Liberal”, es su lema. Este sí que me gusta, pues, quiere decir que alguien o algunos se han robado al otrora “Glorioso Partido Liberal”. Su actual director es el ex presidente César Gaviria, y si a él le está cayendo el guante, pues, que se lo chante. Aunque también la implícita acusación de este lema podría recaer en Uribe quien se hizo elegir como liberal independiente y anda periclitando su mandato como conservador recalcitrante. O también podrían ambos compartir la culpa, pues, que bien le caería al liberalismo liberarse tanto de uno como de otro.

José Galat (cívico-social).- “Cambiemos todos, para cambiarlo todo”, sin que cambie nada como en el Gato Pardo, podría pensarse, porque este eslogan está más trillado que maíz de arepa paisa. Pero, irónicamente, es lo que se requiere, como se ha venido haciendo, por ejemplo, en Venezuela, Ecuador y Bolivia, por citar a los más publicitados.

Aníbal Gaviria (liberal).- “Por la equidad y la vida”. Entendámosle a este aspirante que en Colombia no hay equidad y esto podría remitirnos a la equidad que debe primar en la justicia y los tributos, o en las relaciones obrero-patronales, por ejemplo. También nos habla implícitamente que en este país no hay respecto por la vida. Y él tiene motivos para afirmarlo: su hermano, siendo gobernador de Antioquia, fue asesinado por las Farc en un frustrado rescate a sangre y fuego que intentó el gobierno de Uribe, con lo cual, y por acción, puede compartir parte de la culpa.

Jaime Araujo (liberal independiente).- “Un sueño de progreso y dignidad”. El magistrado que más carácter demostró en la pasada Corte Constitucional encarna en su eslogan de campaña presidencial un sueño al que pudiéramos llegar sólo después de superar la pesadilla del momento. Se le abona: principio tienen las cosas.

Gustavo Petro (Polo Democrático Alternativo PDA).- “Acordemos el futuro”. Este eslogan remite también a la idea de que estamos como estamos por la polarización que se percibe en buena parte del espectro político nacional. Polarización de la cual, él es excelso protagonista.

Lucho Garzón (independiente).- “Colombia sin indiferencia, Colombia sin hambre”. Señala el ex alcalde capitalino que la sociedad colombiana actualmente está atravesada por dos llagas que llaman indiferencia y hambre y que, como no hay un gobierno que se ocupe de ellas, él podría ser la solución.

Marta Lucía Ramírez.- (de la U).- “El camino de las oportunidades”. Ninguno de los candidatos define tan bien su eslogan como esta senadora, perseguida por su propio movimiento político por haberse dado licencia de criticar la pretendida reelección del presidente Uribe. Su lema de campaña le dice a Uribe que se haga a un lado para que las oportunidades fluyan por todos los caminos que enriquecen la democracia.

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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