En recién divulgado reportaje, concedido en esta ocasión al canal “Telepacífico”, ha reaparecido el Vicepresidente de la República Angelino Garzón.

 

Esperábamos que se pronunciara acerca de los grandes temas que ocupan la atención de los colombianos, pero en general, aunque haya dicho algunas cosas ciertas, en el campo de lo atinente al futuro próximo del país y su papel al respecto, hemos de decir que nos defraudó un tanto, ya que volvió a utilizar los medios radioeléctricos para improvisar palabras sin mayor contenido, quizá con la mira puesta en hacer ver públicamente que ha superado sus percances de salud. Así, por ejemplo, lo vimos otra vez  pidiendo -como si fuera una prioridad nacional- que se reconcilien el actual Presidente de la República Juan Manuel Santos y el ex presidente Álvaro Uribe, y diciendo que para esa finalidad se debe pensar en una Asamblea Constituyente. 

 

Celebramos que el Vicepresidente se haya venido recuperando, y que además quienes estaban buscando su falta absoluta para poder reemplazarlo se hayan quedado "con un palmo de narices", pero nos parece –con el debido respeto- que su énfasis debería recaer sobre otros muchos asuntos que de verdad interesan a los colombianos. Algunos de ellos son de especial urgencia, como el grave conflicto del Cauca, la situación de inseguridad, la crisis de la salud o el deplorable panorama que ofrece el sistema carcelario, y cuestiones que el actual gobierno ha venido dejando en el aire –o abandonadas- como la reforma a la educación, de la cual nada se volvió a decir y hasta donde entendemos no ha sido objeto de diálogo con los estudiantes y profesores del país, o la indispensable reforma a la administración de justicia –que no debe necesariamente vincularse con una nueva reforma constitucional tras el monumental fracaso del último año-.

 

De otro lado, también consideramos que si el Vicepresidente se pone en la tarea de dar declaraciones por darlas; de insistir en temas que tienen sin cuidado al pueblo mientras no trata los que sí lo afectan; o de contradecirse, como ha venido aconteciendo con el tema de la propuesta de Asamblea Constituyente; o de pensar en la Constituyente sólo para que Uribe y Santos  restablezcan la cordialidad en sus relaciones, va a terminar dándoles la razón a quienes quieren sostener que no está precisamente en sus cabales.

 

En fin, el señor Garzón debe pensar para hablar, en vez de hablar por hablar, que es lo que ha venido haciendo últimamente.