Como en un trabajo de parto, la mula sigue sufriendo a pesar de haber obtenido la buena noticia, después de pasar por la ecografía legislativa, que el mulito goza de salud y se encuentra bien. Le resta el control prenatal de la Corte Constitucional con amenaza de aborto, causada al menos, por doce riesgos, y el examen general del pueblo, el cual se verificará en las urnas el día del parto.


El resultado final arrojará un tiempo perdido, una agenda legislativa precaria y un mandatario derrotado, o a contrario sensu, una reforma constitucional que dará vía libre para un tercer periodo presidencial de Álvaro Uribe Vélez, con las consabidas consecuencias en el plano de la racionalidad institucional y democrática.


Una Corte Constitucional integrada por nueve miembros uribistas, una Corte Suprema de Justicia arrinconada por la Casa de Nariño, un Consejo Superior de la Judicatura adepto al gobierno, un legislativo afiliado en su mayoría a la coalición triunfante, unos órganos de control sin independencia e imparcialidad, un banco central y una comisión reguladora de televisión sin autonomía, serán entre otros, los aspectos que le darán la razón a la crítica y a la oposición cuando afirman que con la reelección se quebranta el principio de separación de poderes y la teoría de los pesos y los contrapesos.


Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu, pensaba diferente, en una división de poderes, en la trias política, que se configuraba mediante la distribución equilibrada de funciones dentro del Estado, con independencia y autonomía en la titularidad de cada uno de los órganos del poder público. Este ilustre pensador no concebía el ejercicio del poder en cabeza de una sola persona o un solo órgano.


Es justo este principio del Estado de Derecho, sobre el cual debe la Corte Constitucional reflexionar por encima de los intereses políticos y particulares para ejercer un control ajustado a la Constitución. Por fortuna, el respeto por la justicia, el valor civil y la idoneidad e integridad profesional, son los valores por los que se han guiado los honorables magistrados de esta corporación para proferir las sentencias que hasta la fecha han dado luces en tan excelsa jurisprudencia, lo que da las garantías suficientes para que la ley de convocatoria del referendo reeleccionista, en su estudio, no sea una excepción.


Y a nuestro querido pueblo, si llegare el momento, lo exhortamos para que tome la decisión ajustada a tan preciado principio congénito a la ilustración, porque mientras tanto, nos someteremos a la incertidumbre que genera esta clase de procesos, los cuales se convierten en cortinas de humo contra flagelos como la pobreza y la indiferencia. Ojalá que el mulito no nazca en un pesebre pobre de principios y vulnerable hacia futuro.