POR: JOSE GREGORIO HERNANDEZ GALINDO
- Los colombianos somos con frecuencia sorprendidos por la divulgación de acontecimientos que tuvieron lugar hace muchos años. Recibimos los datos a cuentagotas, y también a cuentagotas se inician y se adelantan los procesos judiciales, lo que generalmente conduce a la impunidad, por vencimiento de términos y por prescripción.
Sobre los grandes crímenes y en torno a los magnicidios (Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez Hurtado, por ejemplo), o sobre la toma del Palacio de Justicia, las investigaciones han sido paquidérmicas, y es la hora en que no sabemos la verdad.
Y en procesos recientes, como el relativo al asesinato de Colmenares, escuchamos todos los días nuevas versiones, pero estamos bien lejos de conocer cómo ocurrieron las cosas, por cuanto ahora se estila tramitar los procesos mediante el impacto de las noticias y los reportajes en televisión.
Son muchas las inquietudes y las preguntas que surgen alrededor del caso del General Mauricio Santoyo, a quien el Fiscal de Virginia Neil H. Mac Bride le ha formulado graves cargos ante una Corte de los Estados Unidos.
Claro está, al General lo cobija todavía la presunción de inocencia que sólo puede ser desvirtuada por decisión judicial, pero el asunto es de enorme gravedad.
El Director de la DEA para la región andina, Jay Bergman, ha dicho que el proceso fue posible, entre otras cosas, gracias a la colaboración de la Policía Nacional y de la Fiscalía General de Colombia. Eso quiere decir que nuestras autoridades entregaron informaciones relativas al caso, y que los norteamericanos no sólo se basaron en sus propias investigaciones.
Entonces, se pregunta uno:
1) ¿Por qué nuestras autoridades nunca dijeron nada sobre los posibles vínculos del General Santoyo con el narcotráfico y la delincuencia?
2) ¿Por qué no se había iniciado proceso alguno si la Fiscalía tenía informaciones?
3) ¿Por qué el antiguo Coronel fue ascendido a General después de haber sido sancionado por la Procuraduría General de la Nación por interceptaciones ilegales?
4) ¿Cómo pudo ser jefe de seguridad de un Presidente de la República por varios años sin que se hubiera tenido noticia alguna sobre su comportamiento?
5) ¿Tramitarán la solicitud de extradición sin verificar si existen motivos para proceso en Colombia?
Deben ser muchas las cosas, y muy graves, que ahora ignoramos sobre lo que está ocurriendo en Colombia, y que tal vez, con buena suerte, se sabrán dentro de diez o doce años.