POR RICAURTE LOSADA VALDERRAMA
Como la Constitución vigente cumplió el pasado 4 de julio 21 años de haber sido expedida, en la columna anterior iniciamos unas reflexiones que deseamos continuar, y para lo cual, es necesario hacer referencia, así sea de manera tangencial, a las Cartas Políticas anteriores, partiendo de la de 1886, la más antigua que excepcionalmente rigió 105 años, a la cual se le hicieron 76 reformas, y que de manera integral ha debido ser enmendada en 1991, lo que hubiera evitado, en palabras del ex Presidente Alfonso López Michelsen, “…echar al canasto de los papeles la más antigua Constitución del hemisferio”.
Era el anterior Estatuto Superior un compendio, en muchos casos, de decantados logros, producto de una larga experiencia histórica y una jurisprudencia de varias generaciones de connotados juristas. En consecuencia, no ha debido desecharse, así en la Constitución vigente se hayan copiado literalmente muchas de sus normas e instituciones.
Otro aspecto, a tener en cuenta, es que la Carta de 1886 había sido producto de la unión del Partido Conservador y los Liberales independientes, coaligados en el Partido Nacional, mientras que la actual, fue el resultado de la más amplia participación de muy distintos y disímiles partidos y sectores que ha habido en la historia de Colombia.
Una convergencia como esta es bien difícil de repetir en una sociedad como la nuestra, embriagada por el unilateralismo, el individualismo y el sectarismo. Por esto, lo que tiene de positivo, debe mantenerse con celo riguroso.
También es necesario tener presente que la labor constituyente de 1991 ha sido hasta ahora la única verdadera excepción a la imposición de la norma de normas, y de la cual, en consecuencia, depende el resto del ordenamiento jurídico interno. Lastimosamente, el consenso que se dio, no fue en muchos casos bien aprovechado.
Las restantes Constituciones, 1821, 1830, 1832, 1843, 1853, 1858 y 1863, tuvieron muy corta duración y fueron la imposición del partido político triunfante: el Liberal y el Conservador y de las provinciales, ya expresamos que poco hay que decir, pues nacieron muertas.