Por José Gregorio Hernández Galindo
Aunque la Constitución de 1991 no fue afortunada en lo concerniente a la figura de la Vicepresidencia de la República, afirma explícitamente que si falta el Presidente y también el Vicepresidente, asume el ministro de nivel superior, en el orden de precedencia legal, que pertenezca al mismo partido al que pertenece el Jefe del Estado y convoca al Congreso para la elección de un nuevo Vicepresidente. Este se posesiona como Presidente hasta el final del período.
Pero, aunque mucho se ha hablado del tema en estos días, afortunadamente tan grave circunstancia no es la actual. Santos está muy bien, y la enfermedad de Angelino -transitoria- está próxima a ser totalmente controlada.
A propósito, no ha sido muy considerada con Angelino Garzón la actitud asumida por algunos funcionarios a raíz de sus quebrantos de salud.
Es probable que el propio Garzón no se atreva a formular reclamo alguno y que, por el contrario, haga encomio de la visita -entre médica y política- de una comisión senatorial constituida para el efecto. A él le quedaba mal rechazarla, y además no habrían faltado las lenguas viperinas que encontraran en ese rechazo un buen argumento para sostener que está muy mal y para seguir buscando la vacante que diera lugar a su reemplazo.
Con todo, no es edificante que los rumores y especulaciones, unidos a las declaraciones públicas de altos dignatarios de la rama legislativa y a la inoportuna propuesta presidencial de suprimir la institución de la Vicepresidencia para regresar a la Designatura (no sabemos si con efecto inmediato o futuro), hayan terminado por hacer que el convaleciente Angelino se levantara de su lecho el domingo, no solamente para asistir al oficio religioso, sino para mostrar ante los colombianos que su situación actual está lejos de cualquiera de las hipótesis de falta definitiva del Vicepresidente.
El doctor Angelino se está recuperando y poco a poco volverá a vincularse a su actividad en los encargos que le ha confiado el Presidente Santos. Muestra, desde luego, las señales propias de alguien que hace muy poco estaba en cuidados intensivos, pero no hay nada que permita concluir una situación inevitable de incapacidad permanente. Lo certifican los médicos y lo ha corroborado el mismo Presidente Santos.
Entonces, tal parece que se quedarán “con los crespos hechos” quienes estaban esperando votar por un nuevo Vicepresidente de la República.