POR OCTAVIO QUINTERO
Foto eltiempo.com
Ahora estamos aterrados de que “Gran Hermano” tenga un ojo puesto sobre todos nosotros en virtud de lo que hacemos a través de Internet, la gran red que como el Seno de Abraham nos cobija a todos en este mundo tan real que por miles de años ha logrado desdibujarnos Platón con su otro “Mundo de Ideas”.
Para concretar, aterrados debemos estar solo los honrados adversos a la doctrina del Imperio y, por supuesto, todos aquellos sindicados por delitos que atenten contra la estabilidad del Imperio, aquende sus fronteras, como el terrorismo o el narcotráfico. Allende sus fronteras, todo lo demás, incluyendo terrorismo, narcotráfico o corrupción (el Anticristo, según el Papa Francisco), siempre que se ejerzan en bien del Imperio, pasan por el ojo de Gran Hermano sin romperse ni mancharse.
La agenda de Gran Hermano conoce la vida de todos nosotros; sabe quiénes somos, qué estamos haciendo y, sobre todo, qué podemos hacer en su provecho o en su contra; y también por supuesto, en ese mismo orden nos sube a su diestra o nos desciende a los infiernos: ¡Oh Dios!
Resulta imposible que Gran Hermano no supiera las tramoyas jurídicas que armaba en Colombia, Carlos Urrutia Valenzuela, como abogado, socio y gerente de la firma Brigard & Urrutia, especialista en robarle baldíos al Estado colombiano en beneficio, claro está, de empresas multinacionales de gran estirpe capitalista.
En la agenda de Gran Hermano se lee que Carlos Urrutia-Valenzuela nació en Bogotá. Estudió su secundaria en Estados Unidos y después inició sus estudios en Baltimore, en la Universidad de Johns Hopkins entre 1968 y 1970. Después regresó a Colombia para terminar en 1974 su carrera de derecho en la Universidad de los Andes.
Tras un par de cargos públicos de medio pelo, hacia 1998 aparece como socio de Brigard & Urrutia Abogados, una de las más grandes firmas de abogados del país y la más reconocida a nivel internacional, según algunos rankings. Urrutia hace parte del International Bar Association, del American Bar Association y del American Bar Foundation, y, por ende, paga con Visa o MasterCard, entre tantas otras que abultan la billetera y dan lustre al tenedor.
Si Urrutia hubiera estudiado en la Nacho (Universidad Nacional), y por cualquier malhadada circunstancia hubiera lanzado una “papa” contra un ESMAD, Gran Hermano hubiera visto y le tendría en la lista de los extraditables a las primeras de cambio.
Pero como Urrutia lo que venían haciendo era robar unos cuantos miles de hectáreas de tierra para los ricos, eso no era motivo suficiente para negarle el agreement, y tampoco lo es para pedirle la renuncia porque, igualmente el presidente Santos sabía lo que hacía y, precisamente, por eso lo nombró.
Así que a eso de las “chuzadas” en Estados Unidos, de donde seguramente las tomó Uribe para Colombia, no le presten tanta atención los buenos del Imperio, que el asunto no es con ellos; no mientras no se conviertan en estorbo, como Saddam Husein, Ben Laden o Muamar Gadafi, entre muchos otros.
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Fin de folio: seguramente entre estos que acaban de protagonizar la última reforma al “robo” de la salud, el ministro Alejandro Gaviria o el senador Roy Barreras, por ejemplo, está un prospecto de futuro embajador en Washington.