Por Octavio Quintero
Imagen: www.movilh.cl
El papa Francisco ha vuelto a machacar sobre el tema de la corrupción en su homilía del viernes 8, durante la tradicional misa que celebra todas las mañanas en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano.
Hace un par de meses la definió como el “anticristo” de la humanidad, y hoy vuelve y dice que se trata de un dinero sucio con el que muchos padres están alimentando y educando a sus hijos. “Hijos, quizás educados en colegios caros; quizás crecidos en ambientes cultos, que han recibido de su papá como alimento la suciedad, porque su padre, llevando pan sucio a casa ha perdido la dignidad. ¡Y esto es un pecado grave!”, dice el Papa.
La corrupción que impera en Colombia, por situarnos aquí y ahora, es monstruosa de arriba abajo, tanto a nivel público como privado.
Para tener una referencia, la contralora Sandra Morelli, en “Los Informantes”, el nuevo espacio de Caracol TV conducido por María Elvira Arango, la califica de 8,5 en una escala de 1 a 10. En términos convencionales, eso es igual al 85 por ciento. Para más precisión, digamos que de cada 100 funcionarios públicos, 85 son corruptos en mayor o menor proporción; e igual en el sector privado.
La corrupción ha alcanzado nivel de cultura popular cuando, como es nuestro caso, ya no se presta atención a qué tan corruptos son los que aspiran a cargos de elección popular, sino qué tanto pueden dejar hecho, “aunque roben un poco”, dice la gente.
Este discurso ya le resbala a nuestros gobernantes, así como a políticos y magistrados porque en términos judiciales, “robar sí paga”. Hoy en día, cuando se tiene el sistema de “casa por cárcel” y “pena anticipada”, cualquier ladrón de miles de millones de pesos puede quedar libre en cuatro o cinco años con el dinero entre el bolsillo.
Quién sabe qué tanto pesará en un padre o madre de familia pensar que el dinero con que está sosteniendo el hogar y alimentando los hijos “es un dinero sucio…
Ojalá, Dios quiera, que esta nueva letanía papal ponga a pensar a estos dirigentes que tienen no solo el deber de ser honrados sino en sus manos la responsabilidad de luchar contra la corrupción