POR OCTAVIO QUINTERO
Imagen: www.deslinde.org.co
Hace años que el crecimiento económico de los países no es lo más importante para medir la gestión administrativa de sus gobiernos ni hacia afuera ni hacia adentro. El crecimiento económico sin equidad social es como la hermosura en una mujer sin virtud: “un elemento más de perdición”, decía Vargas Vila.
Pues, no obstante que ese cuento ya no descresta a nadie, el ministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, anda pregonando el resultado aquí y en el exterior.
Acaba de decirle al diario brasileño, Folha de Sao Paulo, que “las reformas en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos (¿Cuáles reformas?) convirtieron a Colombia en el país latinoamericano con mayor crecimiento en 2013”.
El periódico aclara que el ministro no reveló la cifra pero, a renglón seguido, dice que se calcula en torno al 6,5 %.
Cada loco con su tema: vaya y venga que, tanto el ministro como el Presidente anden regodeándose con un crecimiento económico como el supuesto, pero que digan, sin sonrojarse que es el mejor de Latinoamericana, tampoco…
Si a supuestos vamos, Paraguay tiene una proyección de crecimiento económico para el 2013, todavía no confirmada pero avalada por el Banco Central del 13,6% y, respaldada por el FMI con un 12 por ciento, según noticias divulgadas hace poco (9 de noviembre). Tendría que haber ocurrido en el último mes una catástrofe como para que esa predicción se desplomara hasta quedar por debajo de Colombia.
Pero esa no es la discusión importante. Solo nos referimos a ella para resaltar la mentira del ministro colombiano que ha llevado al propio presidente Santos a decir, en su muy oportuno lenguaje deportivo que “también somos cabeza de serie en crecimiento económico”.
La discusión debe centrarse no solo en el crecimiento económico sino en la equidad social, ésta que comprende variables tan importantes como el salario mínimo, la distribución del ingreso y la política tributaria, para no mencionar sino estas tres, directamente relacionadas con los resultados económicos.
Cuando seamos “cabeza de serie” en salarios a los trabajadores, en distribución del ingreso y en equidad tributaria, ahí si podríamos acompañar al gobierno a echar voladores desde Bogotá con resonancia continental.
Vanagloriarse de un crecimiento económico de tal magnitud, que solo beneficia al 2 por ciento de la población donde se concentra el ingreso y la riqueza, solo demuestra que, en efecto, tenemos un sistema que privilegia la eficiencia económica por encima de la equidad social.
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Fin de folio/ Para muestra un botón: ¿De qué le sirve a la población más necesitada de Paraguay tener el mayor crecimiento económico de la región si su ministro de Hacienda, Germán Rojas, acaba de anunciar que no habrá incremento del salario mínimo? (¿?)…