“A LA MUJER EDUQUELA Y SUELTELA”
Esta era la frase preferida que el señor Enrique Luis Price Osorio repetía a sus hijos e hijas. Nació el 7 de Diciembre de 1911 y murió el 26 de Noviembre de 1996, crio a sus hijos e hijas con el sueño de que la educación en la vida de la mujer era suficiente para que ella lo conquistara todo.
En cualquier ciclo vital, la mujer puede acceder a la educación formal o no formal, pero cuando los docentes no han sido sensibilizados frente a este derecho, algunos tienen actitudes y comentarios discriminatorios contra las mujeres adultas que han determinado volver a estudiar.
En una prestigiosa universidad de la ciudad de Bogotá, una mujer adulta de más 40 años, formaba parte del grupo de estudiantes de pre grado de la facultad de derecho; en la primera clase de derecho laboral el docente le dijo a la mujer “esas viejas que estudian a esta edad será para defenderse en el juicio final “ y el docente de la clase de derecho comercial le decía a sus estudiantes “ aparte de la señora que estudia aquí, cuyo cartón será para adornar la sala de la casa, los demás estudiantes que proyecto de vida tienen”.
La mujer de la historia, durante el pre grado tuvo que aguantar todo tipo de comentarios discriminatorios y enjuiciadores de algunos docentes, compañeros de clase, amigos y conocidos que decían que debía estar trabajando y no estudiando entre otras “halagadoras y motivadoras” palabras. Se evidencia la falta de respeto, actitudes discriminatorias y de rechazo de la que fue víctima esta estudiante; hoy abogada.
La oportunidad de estudiar no solo la secundaria, sino el pre grado para optar a un título profesional, es un sueño para muchas mujeres, que sacrificaron el ideal de poder ser profesionales a una edad joven por cuidar de sus hijos y esposos; una vez terminada la crianza, se arriesgan y vuelven a estudiar, en varios casos han transcurrido casi 25 a 30 años, es duro comenzar de nuevo y se hace más difícil cuando las personas que la rodean le cuestionan su valentía, como si hubiera perdido el derecho a estudiar con el fin de obtener un título profesional.
El sistema educativo como tal no discrimina, la discriminación es intangible, puede ser pública o privada, a través de amigos, familiares o docentes.
La mujer adulta que logra un título profesional ¡también aporta al desarrollo del país!; convirtiéndose en un conjunto de saberes, en donde la vida, la academia y la experiencia, la transforman en una profesional integral, empoderada, exitosa, con el carácter para hacer crecer y llevar a cabo proyectos en forma, responsable, eficaz y eficiente.
¡Cuando las mujeres avanzan en la materialización de sus derechos avanza la familia, la sociedad y la nación!.
Que lastima que el señor Enrique Luis Price Osorio, autor de la frase con la que comencé este artículo, no fue docente pues tenía un pensamiento visionario sobre la importancia de darle educación a la mujer, visión que a muchos docentes les falta en este siglo.
Celebro que a través del Decreto 166 de 2010, también se adoptó el derecho de la mujer a una EDUCACIÓN CON EQUIDAD DE GÉNERO; los reto a estudiarlo e interiorizarlo y sobre todo a promoverlo, en el hogar, y en las aulas de clase, donde los docentes somos generadores de cambios y transformaciones culturales.
“Artículo 11. f.1. Educación con equidad de género. Busca eliminar las barreras para el acceso y permanencia, con calidad y pertinencia, de las mujeres independientemente de su ciclo vital, en el sistema educativo formal o no formal, en todos los niveles y modalidades, así como la culminación con éxito y titulación de los correspondientes programas de estudio. (Resaltado hecho por autora del artículo).
f.2. Educación no sexista. Busca eliminar estereotipos sexistas a través de la transformación de las prácticas pedagógicas, los contenidos curriculares, los textos escolares y los materiales pedagógicos para la visibilización de los aportes de las mujeres en todos los campos del conocimiento.
f.3. Oportunidades educativas especiales para las mujeres con enfoque de derechos y de género. Establecer políticas, planes y programas de acceso, con enfoque de derechos y de género para las mujeres que se encuentran por fuera del sistema escolar del Distrito, a todos los niveles y modalidades educativas, de acuerdo con sus intereses y necesidades, para superar los índices de analfabetismo femenino y lograr la culminación de los ciclos educativos y la dignificación de sus condiciones de vida.
f.4. Democracia y participación en el ámbito educativo. Reconocimiento y potenciación de todas las mujeres independientemente de su ciclo vital, como sujetos políticos y pares en las relaciones, procesos y espacios del gobierno escolar, así como en la gestión del sistema educativo y en las actividades académicas programadas en el Distrito Capital, mediante la creación de condiciones para la eliminación de los obstáculos culturales que limitan la participación entre mujeres y hombres en pie de igualdad.
f.5. Acciones positivas para la dignificación y el mejoramiento profesional de las educadoras. Reconocer a las educadoras del Distrito Capital, de los niveles de educación preescolar, básica y media, su capacidad de trabajo en el cuidado y formación integral de la población a su cargo. Crear estímulos y condiciones diferenciales, para que las maestras al servicio de los colegios distritales puedan acceder y culminar, en número proporcional al de los hombres, estudios de posgrado, proyectos de investigación, e innovación pedagógica y otros programas de mejoramiento profesional. Revaluar y actualizar, con enfoque de derechos y de género, los servicios de salud y bienestar ofrecidos al personal docente, para que contribuyan de manera efectiva al mantenimiento de condiciones de salud mental y bienestar general en el magisterio, acordes con las exigencias de su misión”.