La joven Friné fue acusada, de compararse con la diosa griega Afrodita, profanación castigada con la muerte en la Grecia Clásica. Se trata de un proceso que pasó a la historia gracias a la defensa que presentó el abogado Hipérides ante los Tribunales, empleando el concepto de belleza física como argumento supremo para probar la inocencia de su cliente, la hermosa y lozana Friné.
Cuenta la historia que ante la dificultad inicial que para Hipérides significó persuadir a los jueces de la inocencia de Friné, éste decidió en estrados, pedirle a la joven que desnudara su torso, perturbando con esta demostración física la voluntad de los magistrados, que decidieron absolverla.
De Hipérides se dice que fue un reconocido discípulo de Platón e Isócrates, político, orador y abogado que gozó de gran prestigio entre los griegos. De Friné se dice que fue una cortesana griega, amante y musa favorita del escultor de figuras femeninas a tamaño natural, Praxílates. De hecho Friné modeló para Praxílates que inspirado en el cuerpo de la joven, creaba esculturas en honor a la diosa de la belleza, el amor, el deseo y la reproducción, la bella Afrodita.
Además de bella, Friné era cantante, tañía instrumentos, declamaba poesías, como pocas mujeres de la época sabía leer y escribir y era buena compañera de conversación.
Dice la leyenda que en la primavera de la Grecia Clásica se celebraban las fiestas en honor de la diosa Afrodita haciendo alusión a su nacimiento y para ello se escogía una jovencísima y bella griega que pudiera representar este momento. La joven, observada por todo el pueblo, tenía que subir las escaleras del templo y al llegar al estanque se desprendía de su ropa para sumergirse en él. Una sacerdotisa invocaba el espíritu de la diosa Afrodita exclamando: “¡Poseidón, dios y rey de los mares, envíanos A Afrodita y que con ella renazca la vida en la tierra!”. Y en aquel momento surgía la joven del estanque levantando los brazos y exhibiendo toda su belleza desnuda a un pueblo que clamaba con alegría, la llegada de la primavera.
Se dice que Friné soñaba con ser algún día la Afrodita elegida y, la suerte la acompañó en su sueño pues viviendo en el campo con sus padres, fue descubierta por el escultor Praxílates convirtiéndose en su amante, cortesana de ricos e importantes hombres y la más bella Afrodita de Atenas representando por varios años el nacimiento de la diosa en el Templo.
Empero, la belleza física -a la postre- es cuchillo de dos filos; Friné fue acusada por el delito de impiedad al pretender compararse con la venerada Afrodita, un delito que en Grecia se consideraba gravísimo al punto de tener por castigo la muerte. Recordar que Sócrates fue condenado a la muerte por un delito de impiedad.
Eutias, admirador rechazado por Frine, la denunció por impiedad al haber profanado la sacralidad de los misterios de Afrodita; denuncia presentada ante el Tribunal de los Jueces del Areópago de Atenas. Para Eutias, Friné corrompía con su representación, a los varones ilustres de la ciudad.
El abogado Hipérides para defender a Friné en los estrados y ante la insensibilidad de los jueces que no mostraban favoritismo por sus argumentos, desnudó el torso de la joven en el momento en que deliberaban para condenarla o absolverla y señalando a la joven desnuda, exclamó: “¿Cómo puede ser impía una mujer que tiene formas de diosa? ¿Acaso pueden estar seguros los miembros de este Tribunal de que tienen autorización de los dioses para destruir una belleza semejante? Piedad para la belleza”.
El Tribunal ante el asombroso parecido de Friné con la diosa Afrodita, la absolvió por unanimidad.