Muchos funcionarios públicos se han dedicado a utilizar métodos autoritarios para dar órdenes desde arriba de restringir los derechos, utilizando la represión y olvidando la situación real de penuria de las personas.
Ejemplos de equívocos
Si aún después de vacunados, la mejor inmunidad es agua, jabón y desinfectantes, la pregunta elemental es: ¿tienen todos los colombianos acceso a estos elementos? Y la respuesta clara es, NO.
¿Qué están haciendo los gobiernos (nacional y locales) porque todos los colombianos tengan acceso a estos elementos? ¿En qué lugar, cantidad y periodicidad se los están entregando? Igual los tapabocas. Se sabe que muchos colombianos no tienen ni siquiera para alimentarse, menos para comprar tapabocas. Si también tienen su derecho fundamental a la salud, ¿dónde y cómo les están entregando agua, jabón, desinfectantes y tapabocas gratis como al presidente, ministros, gobernadores, alcaldes y altos funcionarios públicos? Y los ciudadanos que pueden comprarlos se estarán preguntando por qué están tan caros. ¿Cómo se está controlando esto?
A todo esto, agreguemos las pruebas covid-19: ¿con que criterio se hacen, unas veces más, otras, menos? Estamos hablando de una enfermedad mortal: ¿no debieran hacerse pruebas gratis a todo el que quiera? Sobre un problema tan delicado y extendido, la limitación sanitaria sigue igual o peor que antes; no se ve coordinación con la comunidad científica; se ven, en cambio, limitadas acciones masivas de bioseguridad acordes con el derecho fundamental a la salud y mucha retórica represiva, antidemocrática y violadora de derechos.
Derechos inalienables
Es fundamental que todas las autoridades colombianas entiendan que dentro de cualquier crisis siempre se deben respetar los derechos fundamentales y enfrentarlos desde una concepción democrática, no desde una autoritaria y represiva.
La Constitución tiene unos principios muy específicos en estos infortunados casos. Por ejemplo, la distinción precisa y clara que hace entre los conceptos de pérdida, suspensión y limitación de un derecho, asunto reservado solo a las autoridades judiciales; no al ejecutivo y ni siquiera al legislativo, por muchos votos que tengan.
En los estados de excepción, como el sanitario que rige actualmente en Colombia, la única facultad del ejecutivo es la de limitar o condicionar el ejercicio de ciertos derechos, pero siempre sobre la base de que el derecho se puede ejercer. Por ejemplo, los ciudadanos sanos podrían circular libremente por la ciudad, usando tapabocas, que es la condición exigida. Lo que no se puede es suspenderle el ejercicio de su libertad de locomoción y confinarlos, como se está haciendo hoy, ni siquiera con el pretexto de que es para protegerlo en su salud.
La norma pertinente es muy clara, y llama a la reflexión sobre la manía que se extiende, en paralelo a la pandemia, sobre los toques de queda: Art 214: Estados de excepción: … 2. No podrán suspenderse los derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo caso se respetarán las reglas del derecho internacional humanitario. Una ley estatutaria regulará las facultades del Gobierno durante los estados de excepción y establecerá los controles judiciales y las garantías para proteger los derechos, de conformidad con los tratados internacionales. Las medidas que se adopten deberán ser proporcionales a la gravedad de los hechos.
Síntesis
1. Consideramos que a los ciudadanos, especialmente a los más pobres, no se les está dando los instrumentos necesarios y reales para hacer efectivo su derecho a la salud;
2. Que las autoridades están abusando de la retórica y fallando en las acciones precisas, y en la entrega de beneficios concretos a los más débiles: “mucho tilín-tilín y pocas paletas”.
3. Que esta retórica, autoritaria y represiva, adolece de persuasión y ataca la democracia, condiciones esenciales para superar ésta y cualquier crisis del nivel de la pandemia en que estamos sumidos.
Solo cuando estemos persuadidos de que tenemos que cuidar de nuestra salud, y la de los demás; y cuando, además, se entreguen los medios necesarios a quienes no tienen las condiciones económicas para adquirirlos; todo ello acompañado de un conocimiento científico de la enfermedad y de la adopción de las mejores medidas técnicamente racionales, con el menor sacrificio de derechos, habremos triunfado sobre covid-19 y sus estragos económicos y sociales.
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