¿Qué diferencia hay entre un periodista y un currinche? Periodista es aquel que es capaz de captar una situación, recordarla y plasmarla con sus propias palabras en un papel, una cinta o un casete. El currinche –término despectivo que usara años ha el cronista Felipe González Toledo– era aquel ladrón de noticias que copiaba la información de otro y la vendía como suya al editor del periódico por cualquier migaja que le dieran a cambio de ese crimen contra el periodismo. Trayendo ese terminacho a valor presente, diríamos que currinches son aquellos individuos que, posando de periodistas, escriben lo que le interesa al dueño del pasquín y no la verdad de lo que debe ser conocido por los ciudadanos.
En Colombia tenemos muchos currinches y no pocos estudiantes para currinches, pero con lástima vemos que los periodistas están desapareciendo a un ritmo vertiginoso. Si usted desea saber qué pasa en Colombia, váyase a vivir a otro país y consulte en un medio extranjero lo que el currinche local no es capaz de contar o le da miedo hacerlo por temor a quedarse sin coloca. También es currinche aquel que, sabiendo solo de pelotas de fútbol, se atreve a opinar sobre conflictos geopolíticos, así como del estado de la economía del país en el que estará por dos semanas narrando goles. ¡Necesitamos más periodistas y menos currinches!
Porque estuvimos presentes nos pareció interesante el concepto que el médico, periodista e historiador Víctor De CurreaLugo diera en el Gimnasio Moderno sobre el conflicto ruso-ucraniano, así como sus precisiones sobre lo que ha captado en los escenarios de guerra, ya sean estos en Afganistán, los Balcanes o Ucrania. Colombia necesita de Víctor y de más personas como él. De un brinco cambiamos de escenario y vamos a sentarnos para escuchar con atención los planteamientos de Ernesto Samper Pizano cuando expone su tesis sobre el consumo de las drogas, su descriminalización y despenalización. Samper fue de los primeros que se atrevió hace años a tratar este tema y nos entretuvo con su prosa sencilla y clara durante el lanzamiento de la segunda edición de su libro sobre la legalización de la droga, presentado por Carlos Bula. Bien por Ernesto (@ernestosamperp), por Carlos (@Carlos_Bula) y por todos los que son capaces de decir verdades ayer, hoy y siempre.
Este tuit de Mario Madrid-Malo (@marioenelblog) tiene mucho de cierto: “¿Por qué desde hace varios años siempre acaba con destitución o sin explicaciones la tarea de los clérigos y laicos encargados por los papas del control supremo de las finanzas vaticanas?”. Siempre nos quedamos sin saber qué hay detrás de todo esto, del Banco Vaticano –cuyo verdadero nombre es el Instituto para las Obras de la Religión– y del otrora Banco Ambrosiano. Observemos una cosa, nunca se sabe qué pasa tras la quiebra de un banco en Roma y es tan seria la cosa que hasta papas se han desaparecido o muerto.
Parece que aquí en Colombia, sin haber ‘fetecuado’ papas, sí ‘fetecuaron’ a los que soltaron la lengua con respecto a Odebrecht, particularmente a los Pizano. Recordemos que padre e hijo ingirieron una bebida ‘energizante’ de marca N.H.M. y pasaron a mejor vida, trascendiendo con ellos la verdad sobre esta trama. La ventaja que tenemos es que acá contamos con un Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO), quien sí que nos ha contado más de una verdad de lo que hay detrás de Martínez Neira. Tiene Guillén la ventaja de que no le gusta tomar gaseosa ni agua saborizada y tampoco recibe bebida en los despachos de ciertos abogados. Incluso a nosotros, que lo hemos invitado a un aguardientico; nos ha mirado de reojo y ha rematado con un “yo solo bebo agua lluvia”. Cuando termine sus investigaciones sobre Odebrecht, esperamos con ansias sus pesquisas sobre el Banco Vaticano y la suerte del papa Albino Luciani.
Está buena la pelea, dijimos, y nos preguntaron, ¿entre quiénes? Nosotros contestamos: entre Guillén y Néstor Humberto. Le apostamos doble contra sencillo a que la razón la tiene el periodista, y a los malos –como en las películas de vaqueros, en este caso representados por N.H.M.– les van a cascar, que no a ahorcar, porque en la sabana bogotana no se acostumbra a usar la horca. Los amigos y defensores de Martínez se van a atorar con sus propias mentiras, no se requerirá de cianuro; con una copita de verdad bastará.
–Por otra parte– Los sueños de la baronesa, así titularemos los autores de esta columna los sueños de María Fernanda Cabal, quien entre ronquido y ronquido del dueño de las vacas piensa en la posibilidad de que su rascaespaldas llegue a ser presidente de Circombia. Y no es para risas. Ella quiere ver en el solio de Bolívar a Polo Polo, y cuando le preguntan por qué, ella dirá que, si pudieron elegir a Duque, ¿por qué no van a poder hacerlo con él? que al menos rasca espaldas, mientras el otro solo sabía hacer cabecitas con un balón. Ese sueño, que para todos los demás es una pesadilla, se quedará en eso.
Para terminar, nos llamó la atención este tuit de Tulio Trajano (@TrajanoAndino), en el que se dice: “Yo me pregunto para qué elegir alcaldes y alcaldesas de Bogotá, existiendo el cargo de gerente de TransMilenio. ¿Alguien me explica?”. Es acertado el dilema que observa el internauta, ¿para qué queremos gobernantes si se van a limitar a ser administradores de una empresa de buses? Como hizo Marco Fidel Suárez con Los sueños de Luciano Pulgar, ahora los operadores de TransMilenio andan escribiendo a cuatro chequeras el retrato de los sueños de Enrique Peñalosa. Esperamos que comiencen la obra con esta idea: Hans Geiger y Ernest Marsden desintegraron el átomo y para no quedarse atrás, a Bogotá la desintegraron Enrique y Guillermo Peñalosa, Claudia López y los siempre presentes Ríos Velilla.
La adenda de nuestro periodista colaborador Francisco Cristancho R. se refiere esta semana a las futuras elecciones en el 2023. “Más difícil les tocó a Ecuador, Senegal y Países Bajos vencer al ricachón Catar, en este mundial de fútbol, que al progresismo ganarle en las próximas contiendas electorales al Centro Democrático. Ese ‘partido’ entrará a la contienda ya vencido”.
Coletilla a cargo del exmagistrado de la Corte Constitucional, José Gregorio Hernández: “Criticar al presidente Petro por cumplir un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos –caso Ituango– equivale a decirle que no ejerza sus funciones como Jefe del Estado y que, por el contrario, respalde masacres y crímenes, violando los Tratados que Colombia ha ratificado.”
Que tengan una excelente semana, apreciados lectores.
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