POR RICAURTE LOSADA VALDERRAMA
Finalizando el balance que hemos venido haciendo de la gestión del Presidente Santos, destacamos también la superación de gran parte de la polarización que vivió el país durante los ocho años de los gobiernos anteriores, la cual, sin embargo, ha mantenido el expresidente Álvaro Uribe, pues con su estilo y su manera de ser, continúa polarizando al país y no acepta que ya no es el Presidente.
Pero hay que destacar también el cambio en la política exterior que venía de un período de confrontación y aislamiento. Esta política ha estado centrada particularmente en la internacionalización y la globalización de la economía, y en ella sobresale la distensión con Venezuela y Ecuador y con el primero de estos países, el aumento importante de las exportaciones que durante este ano superarán los tres mil millones de dólares.
En este campo también se destaca el importante rol que Colombia empezó a tener en el escenario internacional, como en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidades, organismo que presidió en julio de este año y en Unasur, donde ejerció también la Secretaría General, así como la activa participación en foros como Río +20, cumbre global sobre medio ambiente, en la que la propuesta de Colombia sobre objetivos de desarrollo sostenible fue la única del mundo escogida.
De otra parte, en materia internacional, hay que tener en cuenta la organización y realización de la IV Cumbre de las Américas y el impulso definitivo a la Alianza del Pacífico, bloque del que también hacen parte, Chile, Perú y México, y al que se han sumado, como observadores, Panamá y Costa Rica, y naciones como Uruguay y Canadá han expresado el deseo de sumarse.
Le quedan al Gobierno del Presidente Santos, después del lunar con la debacle de la reforma a la justicia, reformarla integral y estructuralmente, mejorar sustancialmente la seguridad, continuar disminuyendo el desempleo, reducir más la pobreza y la miseria, responder al reto del problema de la salud y de la bomba pensional, presentar un proyecto de reforma tributaria que desarrolle y ponga en práctica el mandato constitucional de progresividad; hacer las aplazadas reformas educativa y al fuero militar; ejecutar en estos dos anos un gigantesco plan en infraestructura que nos ponga a competir con menor desigualdad, y que, en general, haga realidad práctica los instrumentos que le dio el Congreso, como la restitución de tierras, y que consiga, quien quita, la esquiva paz. El reto es grande, Presidente.