Repasando la Historia
El edificio del complejo Watergate
Richard Nixon, el Presidente de los Estados Unidos, adelantaba su campaña electoral para un segundo mandato. El 17 de junio de 1972 un guardia de seguridad del Watergate, complejo de hoteles y oficinas de Washington, advirtió que se estaba cometiendo un robo en la sede nacional del Partido Demócrata.
La policía detuvo a cinco hombres en el sitio. Portaban micrófonos e implementos de grabación y no pudieron explicar el motivo de su presencia. Otros dos fueron detenidos después, el ex agente del FBI Gordon Liddy y el antiguo agente de la CIA Howard Hunt. Se estableció después que Liddy, Hunt y el ladrón James McCord estaban relacionados con la Casa Blanca y el comité para la reelección del presidente, llamado CREEP. El escándalo había estallado, pero nadie imaginó siquiera que terminaría con la caída del Presidente de la República.
La renuncia de Nixon. 8 de agosto de 1974
Richard Milhous Nixon nació en Yorba Linda, California el 9 de enero de 1913, y murió en Nueva York, Nueva York, el 22 de abril de 1994. Fue el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos. Ha sido el único presidente norteamericano en renunciar al cargo, y lo hizo presionado por las revelaciones que hizo la prensa sobre las escuchas ilegales aplicadas por su campaña reeleccionista contra la campaña del partido demócrata, lo que tuvo lugar en el Hotel denominado Watergate.
El 7 de noviembre de 1972 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. El presidente Nixon se presentaba para un segundo período, y obtuvo 47.168.710 votos populares, que equivalían al 60,67% de los sufragios populares emitidos. Su rival, el senador demócrata Geroge McGovern obtuvo 29.173.222 votos populares, equivalentes al 37,52% de los sufragios; John Schmitz, del American Independent Party, obtuvo 1.100.868 votos populares que equivalían a un 1,42%; y otros candidatos minoritarios sumaron 301.227 votos populares, un 0,39%. Nixon ganó en 49 Estados y McGovern en apenas un Estado (Massachusetts) y el Distrito de Columbia; en el Colegio Electoral, Nixon obtuvo 520 Electores contra 17 para McGovern y uno para un candidato minoritario. Una victoria republicana cuyas cifras eran tan contundentes que nadie habría dudado ese 7 de noviembre de 1972 en su legitimidad.
Sin embargo, bien pronto estalló el escándalo, que culminó con una decisión adoptada en marzo de 1974 por el Gran Jurado Federal, en cuyo criterio el Jefe del Estado no había ignorado las actividades ilícitas de espionaje en Watergate, y dijo que, por el contrario, Nixon había sido copartícipe. En la tarde del 8 de agosto de ese año, Richard Nixon anunció al pais y al mundo por la televisión que renunciaba a la presidencia de los Estados Unidos. El 9 de agosto, Gerald Ford, el Vicepresidente, prestaba juramento como sucesor.
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Dice la Agencia de noticias EFE:
"Cuatro décadas después del 17 de junio de 1972, cuando una supuesta banda de ladrones entró en las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate de Washington, son pocas las incógnitas en torno al peor escándalo político de la historia de EE UU, el único lo suficientemente grande para forzar la dimisión de un presidente.
Tanto la implicación de la Casa Blanca de Richard Nixon como la identidad de "Garganta Profunda", la fuente que confirmó a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein la información sobre la trama de espionaje, han pasado a formar parte de los libros de historia después de años de cábalas y teorías al respecto.
Pero la sombra del escándalo sobre la figura de Nixon sigue agrandándose casi dos décadas después de la muerte del ex mandatario, y los reporteros que la proyectaron aseguran que su cóctel de odio y miedo era "mucho peor" que lo que pudieron intuir en los 26 meses de investigación del caso.
"El Watergate del que escribimos en el Washington Post entre 1972 y 1974 no es el mismo que conocemos hoy. Solo era un atisbo de algo mucho peor. Cuando le forzaron a dimitir, Nixon había convertido su Casa Blanca, en gran medida, en una empresa criminal", escribieron esta semana Woodward y Bernstein en el diario capitalino.
El Watergate, argumentaron, era en realidad el resultado de "las cinco guerras de Nixon": contra el movimiento pacifista, los medios de comunicación, los demócratas, la justicia y la historia, lo que provoca que "incluso hoy, muchos de sus simpatizantes traten de minimizar la importancia del Watergate".
Sin embargo, la red de espionaje y sobornos que buscaba asegurar la reelección del mandatario republicano sigue presente en toda su dimensión en el imaginario de Estados Unidos, que se empeña en añadir a cada uno de sus escándalos el sufijo "-gate", por pequeños que sean.
Quienes vivieron el escándalo advierten de nuevos ingredientes para un nuevo caso similar, Muchos de quienes vivieron el escándalo no han bajado la guardia y advierten que en el país persisten los ingredientes para un nuevo Watergate, por ejemplo en las nuevas leyes de financiación de campañas electorales, que eliminan los límites para las contribuciones y aumentan el riesgo del uso ilegal de fondos.
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La Agencia Télam lo presenta así:
"Buenos Aires, 15 de junio (Télam, por Alberto Galeano).- Gracias a Carl Bernstein y a Bob Woodard, los dos reporteros que hace 40 años descubrieron el caso de espionaje "Watergate", el periodismo de investigación pasó a ser uno de los grandes objetivos de esa profesión en el mundo.
Bernstein y Woodward, ambos del diario The Washington Post, fueron ayudados por Mark Felt, alias "Garganta profunda", que era en ese entonces el número dos de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI), cuyas pistas resultaron decisivas para provocar la renuncia del presidente republicano, Richard Nixon.
"Garganta profunda", que murió el 19 de diciembre de 2008, fue vital para desentrañar el misterio iniciado el 17 de junio de 1972, cuando cinco supuestos ladrones se presentaron en la sede central del Partido Demócrata en Washington.
Abrumado por las pruebas en su contra, Nixon renunció a su cargo el 9 de agosto de 1974, luego de que el Gran Jurado lo considerara responsable -sin cargos formales- de una conspiración para obstruir la acción de la justicia en el escándalo Watergate.
Desde entonces, el caso inspiró numerosas películas -entre ellas "Todos los hombres del presidente"-, y el nombre de "Garganta profunda" se convirtió en un misterio que recién fue desentrañado en 2005, cuando Felt fue entrevistado por la revista Vanity Fair.
En 1973 Woodward y Bernstein fueron distinguidos con el Premio Pulitzer, considerado la más alta distinción en Estados Unidos.
Bernstein, que empezó a trabajar en The Washington Post en 1966, fue el primero en sospechar del presidente Nixon y encontró la conexión que unía al mandatario con una serie de documentos.
Ambos periodistas escribieron el libro "Los días finales", basado en 394 entrevistas con miembros de la familia Nixon, amigos, ex funcionarios, que sirvió de base para la película "Todos los hombres del presidente", interpretada por Robert Redford y Dustin Hoffman.
Otra figura clave en el caso fue Charles Colson, ex asesor especial del presidente Nixon, que pasó siete meses en la cárcel tras formar parte del comité de reelección del mandatario que trató de espiar la sede del Partido Demócrata.
"Cuarenta años después de Watergate, una pregunta central persiste en este capítulo de la historia estadounidense: ¿Los delitos de Nixon contribuyeron a despojar a la nación de su inocencia o afirmaron la recuperación del sistema americano?", se pregunta Marc Fisher en un artículo publicado hoy en el diario The Washington Post.
"En una visión, Watergate convirtió a los estadounidenses en personas cínicas, desconfiando del gobierno, listos a creer lo peor de sus líderes", afirmó.
Para algunos analistas, el caso cambió la política norteamericana, pero para otros allanó los caminos para que el periodismo de investigación se popularizará no sólo en Estados Unidos sino a nivel mundial.
De alguna manera, este escándalo de espionaje sacó a la luz lo mejor y lo peor de Estados Unidos y su sombra ha sobrevolado a todos los presidentes que le siguieron a Nixon.
Si bien no hubo más casos similares, lo cierto es que sucedieron otros sucesos que conmovieron a los estadounidenses, incluido el romance que mantuvo el presidente demócrata Bill Clinton con la pasante de la Casa Blanca Mónica Lewinsky en 1995.
Pero el caso Watergate fue ejemplificador: provocó la renuncia de un presidente y el inicio de una nueva era.
Quizá, por eso, los nombres de Bernstein y Woodbard se unen
-entre muchos otros periodistas de investigación- al de Ryszard Kapuscinski, que fue corresponsal en África durante más de 30 años y escribió los libros "El Emperador", sobre el dictador etíope Haile Selassie, "La guerra del fútbol", "El Sha", "Otro día de vida" y "El Imperio" (sobre la ex Unión Soviética).
En su libro "Sobre el buen periodismo", el periodista polaco señala: "Los cínicos no sirven para este oficio"."
El periódico EL COLOMBIANO, Medellín (Colombia), recuerda quiénes protagonizaron el escándalo y cómo acontecieron las cosas:
"PROTAGONISTAS
Figuras centrales del watergate
Mark Felt
Agente del FBI
"Gargante profunda". Así se llamó al informante principal del caso Watergate, que permitió conectar al presidente norteamericano Richar Nixon con el escándalo. Su verdadera identidad era Mark Felt, un hombre nacido el 17 de agosto de 1913 y fallecido el 18 de diciembre de 2008, que prestaba sus servicios al FBI como segundo a bordo.
Bob Woodward
Periodista The Washington Post
Bob Woodward figura como uno de los "padres del periodismo de investigación". Nació el 26 de marzo de 1943 y antes de convertirse en periodista fue durante cinco años oficial de la Marina de Estados Unidos. Empezó como reportero en el Montgomery County, de Maryland. De ahí pasó, al año, al The Washington Post.
Carl Bernstein
Periodista The Washington Post
Es mundialmente reconocido como el periodista que, al lado de Woodward, reveló el escándalo del Watergate. Es de origen judío y nació el 14 de febrero de 1944. En el The Washington Post fue crítico de rock. Sus trabajos han sido publicados en medios como Vanity Fair, Time, USA Today, Rolling Stone y The New Republic, entre otros.
Richard Milhous Nixon
Presidente de los Estados Unidos
Nació el 9 de enero de 1913, en California, y murió el 22 de abril de 1994, en Nueva York. Es el único Presidente de los Estados Unidos que ha dimitido al cargo, como consecuencia del Watergate. Sus padres eran agricultores humildes. En 1946 fue elegido representante a la Cámara, en 1951 fue Senador y en 1969, Presidente de Estados Unidos.
1- Y ahora las lecciones... ¡rinda cuentas!
"Rinde cuentas y di la verdad. La única manera de salir de un lío como aquel es explicar lo que pasó de verdad. No distorsionarlo, ni retorcerlo, ni esconderlo". El consejo es de John W. Dean III, consejero legal de la Casa Blanca en la época del Watergate. Su papel fue estratégico: organizar el ocultamiento de las operaciones ilegales de la administración Nixon. Por ese comportamiento purgó una pena de cuatro meses, por el delito de obstrucción a la Justicia.
2- Un presidente necesita quién lo ronde
Cuando un poder tiende a ser absoluto, corrompe. Una forma de evitarlo es que en las democracias se garantice una adecuada separación de poderes y que se apliquen los controles de rigor a cada uno de ellos. A los establecidos constitucionalmente se añade la prensa, que para los años del Watergate estaba en medio de una crisis de confianza entre sus lectores, la misma que The Washington Post ayudó a recuperar con sus bien documentadas investigaciones.
3- La lealtad es a la ley, no a las personas
Una cosa es la amistad y la lealtad y otra, muy diferente, es la complicidad. "Tu lealtad es a la Constitución". Esa contundente afirmación es de Egil Krogh Jr., otro de los protagonistas del escándalo mundial del Watergate, quien recuerda que "cuando juré al cargo tenía 29 años y mi lealtad era a Richard Nixon". Ahora, con la madurez que dan los años, Egil advierte que "no puedes dejar aparcada tu integridad personal cuando ingresas a una organización".
4- La verdad siempre sale a flote
El hombre clave del Watergate fue Mark Felt, conocido mundialmente como "garganta profunda". En 2008, él se llevó a la tumba la razón por la cual filtró la información que les permitió a Woodward y Bernstein poner el escena la manera como Nixon transformó la Casa Blanca en su empresa criminal. ¿Patriotismo? ¿Amor a la verdad? ¿Una estrategia de Felt para desacreditar al director del FBI y pasar de ser el número 2 al número 1 de la central de investigaciones?
5- Si investiga, sígale la pista al dinero
Ahora que están de moda las investigaciones sobre presuntos actos de corrupción en las administraciones públicas, bien vale la pena retomar una de las primeras recomendaciones que el informante del FBI, Mark Felt, le dio al periodista Bob Wooward, de The Washington Post: "siga la pista del dinero". Hasta las mentes criminales más brillantes siempre dejan evidencias y cabos sueltos. La abrupta manera como cambian de estilo de vida, es una de ellas.
6- ¿Secretos? ni un presidente está a salvo
No hay secreto de Estado que pueda mantenerse por los siglos de los siglos. Hasta Richard Nixon, los presidentes de Estados Unidos daban por hecho que sus comunicaciones en la Casa Blanca pertenecían al ámbito privado y que nadie las escucharía. "Las cintas de Kennedy y Johnson eran desconocidas para los Archivos Nacionales. Ahora pertenecen al pueblo americano", anota Timothy Naftali, exdirector de la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon.