El proceso a Lubanga. Foto AFP. internacional.elpais.com

 

La condena impuesta por la Corte Penal Internacional es altamente significativa, no solo porque, en este primer fallo de ese tribunal, muestra el alcance de su jurisdicción y es índice de lo que puede hacer en el futuro, sino por las características y antecedentes del condenado, Thomas Lubanga –apodado “el señor de la guerra”-  un dirigente rebelde de la República Democrática del Congo que ejerció en su país una actividad armada con fines políticos pero con elementos terroristas.

 

La Fiscalía de la CPI había solicitado a los magistrados una condena de prisión de treinta años, pero finalmente se decidió imponerle una pena de apenas 14 años, teniendo en cuenta la colaboración del reo en el curso del proceso.

 

Según la Corte, Lubanga es responsable de un crimen de guerra consistente en el reclutamiento de niños menores de 15 años entre 2002 y 2003, a quienes llevaba a las filas de su ejército, los obligaba a la violencia y les exigía disparar contra aquellos a quienes él ordenara.

 

“Los niños, en este caso menores de 15 años”,  manifiesta el fallo, “deben ser especialmente protegidos porque son más vulnerables que el resto de la población”.

 

Lubanga comandó una organización armada, apoyada por efectivos ugandeses, que en agosto de 2002 atacó y tomó Bunia (capital de Ituri, provincia situada al noreste del Congo y muy rica en minerales) y provocó en esa ocasión al menos cien muertos, a la vez que incurrió en  numerosas atrocidades. Entre diciembre de 2002 y comienzos de 2003 la misma tropa  incursionó las localidades mineras de Kilo, Kobu, y Sipri.

 

Según Human Rights Watch, en Kilo fueron asesinados a martillazos no menos de cien civiles  a quienes se les obligó a cavar sus propias tumbas.

 

Thomas Lubanga lideró la Unión de Patriotas Congoleña y también su brazo armado, las Fuerzas Patrióticas para la Liberación de Congo. Los niños, raptados o bien alistados con engaños y amenazas, fueron lanzados a pelear en el conflicto armado de Ituri. La violencia allí desatada entre las etnias hema –a la que pertenece Lubanga- y lendu causó al menos 60.000 muertos. La guerra civil de la República Democrática de Congo (1998-2003) ocasionó aproximadamente  6 millones de muertos.

 

Tras las masacres de Kilo, Kobu y Sipri, cuyo autor intelectual ha sido Lubanga según muchos testimonios, y  que generaron rechazo mundial, tropas francesas fueron desplegadas en la región en junio de 2003, bajo mandato de la ONU  en el curso de la denominada “Operación Artemis”. En ese mismo año, Lubanga rompió con Uganda y pactó alianza con Ruanda.

 

La Corte Penal Internacional, creada por el Tratado de Roma firmado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas, está llamada a investigar, procesar y castigar a los autores de los peores crímenes contra la humanidad, y en consecuencia  persigue a quienes pueden haber cometido crímenes de guerra, de lesa humanidad o genocidios, cometidos en cualquier lugar del mundo a partir del 1 de julio de 2002.

 

Todas las investigaciones abiertas hasta ahora por la Corte se refieren a África: Sudán, República Democrática de Congo, Uganda, República Centroafricana, Libia y Costa de Marfil.

 

Un total de 121 Estados han aceptado someterse a la Corte, si bien algunos como Estados Unidos, Rusia, Irán e Israel han decidido no ratificar el Tratado de Roma, habiéndolo firmado, y en consecuencia no participar so pretexto de soberanía.