A esta hora en la Universidad del Sinú, en Bogotá, tiene lugar un importante seminario. Profesores de las universidades de Valencia y Carlos III de Madrid y catedráticos colombianos, como lo harán mañana dos importantes académicas del Brasil, presentan sus ponencias en torno al problema de la concentración y prolongación del poder político y lo que pueden hacer las constituciones para garantizar en beneficio de los gobernados, mecanismos institucionales de mutuo control.
Como expresara un brillante pensador inglés, Lord Acton, “El poder corrompe. El poder absoluto corrompe absolutamente”. Además de asegurar el respeto y efectividad de los derechos y el ejercicio de las libertades, las constituciones deben contemplar las reglas fundamentales ordenadas a que, como dijera Montesquieu “el poder detenga al poder”.
Un sistema constitucional y de derecho no puede permitir que la totalidad o la mayor parte del poder estatal quede en manos de uno solo o de un grupo privilegiado. No es admisible que se abra paso la tendencia a que los gobernantes se eternicen en sus cargos, ni es saludable por el contrario, muy dañino, que quien ejerce el poder lo pueda aprovechar en su propio beneficio o que haya cargos cuyos titulares estén fuera de control o exentos de responsabilidad.
Bienvenido el debate para que el Congreso estudie con suficientes elementos de juicio, la reforma sobre equilibrio de poderes y a ese respecto es mucho lo que las universidades y la academia pueden aportar.