Los tres personajes de la foto, no son otros que tres paramilitares orgullosos de participar como protagonistas de un documental sobre sus propias vidas. Se trata de la matanza de más de un millón de comunistas en Indonesia, tras el golpe militar de 1965, por el General Suharto, quien gobernó hasta el año de 1998. Lo aterrador es que los sanguinarios paramilitares recrean el documental “invadidos de felicidad” mientras reviven con detalles las ejecuciones perpetradas por ellos mismos. Se trata del documental “The Act of Killing” ganador del premio Oscar a mejor documental.
Tras el golpe de estado militar de 1965, el general Suharto ocupó el poder en Indonesia y con su mandato, llegó el genocidio en contra de quienes él determinó, serían considerados comunistas. Haji Mohammad Soeharto o Suharto, en su obsesión por mantener por fuera del poder a la oposición, conformó escuadrones de la muerte, encargados de perseguir, violar, torturar y matar a más de un millón de personas.
La historia la revivió el norteamericano Joshua Oppenheimer en su documental “The Act of Killing” y para contarla, sus protagonistas fueron los propios matones de aquel entonces, que sin ningún asomo de arrepentimiento, se disfrazaron y maquillaron con miras a dramatizar las torturas, asesinatos, tomas de pueblos y golpizas propinadas en aquella época de represión y de dolor. Oppenheimer, contando la forma como vinculó a los matones a su proyecto dijo a la revista Arcadia de Colombia: “Mi primer acercamiento fue muy cuidadoso, pues no sabía cómo preguntar sobre lo ocurrido en 1965. Y para mi sorpresa, descubrí que cada uno de ellos era completamente abierto sobre sus crímenes. Alardeaban, me contaban los detalles más escabrosos de los asesinatos, siempre sonriendo, en frente de sus mujeres, sus hijos e incluso nietos. Fue el contraste entre el silencio de las víctimas y los alardeos de los perpetradores lo que me hizo sentir como si hubiera entrado a Alemania cuarenta años después del Holocausto y los nazis siguieran en el poder. Mi experiencia en la plantación de palma africana y mi conocimiento de las consecuencias de las intervenciones de los Estados Unidos en América Latina me hicieron entender que lo que estaba viendo en Indonesia no era una situación completamente extraña ni monstruosa” (…) “…pasé dos años grabando asesinos de la región de plantaciones de Sumatra del Norte. Anwar fue el asesino número 41. Después de conocerlo a él seguí filmando a otros. En total fueron como setenta. Y siempre alardeaban de lo que habían hecho; la mayoría me invitaba a los lugares donde habían hecho las matanzas y me mostraban cómo cometían los asesinatos. Algunos de ellos traían accesorios como armas o machetes; otros se quejaban luego de que los filmara de no haber traído un arma para la escenificación. Algunos invitaban a sus amigos para que hicieran de víctimas; otros tomaban el rol de la víctima”.
Anwar Congo, el asesino número 41, ubicado en la mitad de la foto, se siente orgulloso de haber ejecutado él solo, a mil personas. Anwar continua matando, es de hecho un gánster reconocido en Sumatra del Norte. ¿Por qué se concentró tanto en Anwar el documentalista? Me concentré en Anwar porque sentí que su dolor estaba cerca de la superficie. La primera vez que lo conocí es cuando me lleva al techo del edificio, me muestra cómo mata con un alambre y luego baila un cha cha chá. Así eran las escenas que tenía con todos los asesinos que había entrevistado, excepto por un detalle. Su baile era la metáfora de la impunidad más grotesca y extraordinaria que hubiera filmado. No obstante, era claro que su alarde provenía del trauma, porque él dice: “Soy un buen bailarín, tomo trago y drogas para olvidar el dolor que llevo conmigo”. El baile era su forma de olvidar el dolor. Entonces empecé a darme cuenta de que todo el alarde que me mostraban los asesinos no era una señal de orgullo sino todo lo contrario; que el alarde y el remordimiento son dos caras de la misma moneda. Es la señal que indica que ellos saben que lo que hicieron está mal, y están tratando de convencerse a ellos mismos de que no obraron mal. Luego tratan de imponer esa misma convicción a la sociedad para mantener su poder y también para evitar que se haga justicia. Para explorar este presentimiento hice con Anwar lo que nunca hice con los otros asesinos: le mostré la escena que grabamos en el techo”, respondió Oppenhaimer, a la publicación Arcadia.
El documental ha sido elogiadísimo y desde que se estrenó en el año 2012, no ha parado de ganar premios. La crítica lo alaba y es evidente que nadie queda sosegado, cuando lo ve. No obstante, en Indonesia está prohibida la exhibición del documental. Es evidente que Oppenheimer, le entregó al mundo y a la historia un capítulo olvidado y horrendo de lo acaecido en Indonesia. Entre las muchas críticas, resaltamos algunas:
Para el director Werner Herzog (1): "No he visto un film tan potente, surreal y aterrador en la última década".
Por su parte el director de documentales Errol Morris, ganador de un Oscar, dijo de ella: "Como todos los grandes documentales, 'The Act of Killing' exige otra manera de ver la realidad. (...) Un film asombroso e impresionante."
Peter Debruge en Variety: “Nunca antes alguien había hecho un documental como “The Act of Killong”, es una película que ruega que la veamos, para luego no volver a verla nunca más”.
Stephen Dalton en The Hollywood Reporter: “Crimen pero no castigo en esta muy reveladora película sobre los escuadrones de la muerte de Indonesia”.
A.O.Scott, en The New York Times: “Un documental tenaz, inventivo, profundamente perturbador y desalentadoramente divertido sobre las masacres de Indonesia, que comenzaron en 1965”.
David Edelstein, en el New York Magazine: “Extraña hasta resultar hilarante, sin embargo, es una de los retratos más lúcidos del mal que he visto en mi vida”.
Manuel Yánez Murillo: "Un fascinante documental que apabulla al espectador (...) valiente mirada al corazón del mal”.
(1) Werner Herzog (Múnich, 5 de septiembre de 1942), es un director, documentalista, guionista, productor y actor alemán. Su nombre en realidad es Werner Stipetić(algunos ponen Herzog Stipetić).[]