GUANTÁNAMO

17 Jul 2008
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Gran expectativa ha causado, en particular en las organizaciones que defienden los derechos humanos, la divulgación  -apenas el 15 de julio-  del video que muestra el interrogatorio de un joven de 16 años, de origen canadiense  -Omar Khadr-, capturado en 2002 y trasladado a la base norteamericana de Guantánamo, tras haber sido encontrado entre los escombros de un edificio bombardeado, gravemente herido, sindicado de haber arrojado una granada que mató a un soldado de los Estados Unidos durante un combate en Afganistán.

 

Según la información de las agencias internacionales, el video muestra al joven herido, llorando y pidiendo ayuda.

 

El detenido dice haber sido torturado cuando estaba en la base aérea de Bagram, en Afganistán, que fue el primer lugar al que lo condujeron después de su arresto, si bien es claro que, al menos el video no muestra la práctica de tortura alguna, de golpes ni de abusos físicos, aunque sí refleja la angustia de una persona a la que los interrogadores preguntan reiteradamente acerca de su fe musulmana y sobre el conocimiento que pueda tener respecto a la organización terrorista Al Qaeda.

 

Khadr se queja de no poder mover sus brazos y dice haber solicitado en vano los mínimos cuidados médicos.

 

El interrogatorio parcialmente exhibido en el video es adelantado por agentes del Servicio de Inteligencia de Canadá en Guantánamo, y de acuerdo con las agencias informativas, fueron mucho más extensos de lo que aparece en el registro visual, pues las grabaciones  -inicialmente reservadas-  no se muestran en su totalidad sino apenas en una parte, en la cual, a los reclamos del interrogado responden los interrogadores, procurando dejar en claro que está recibiendo buen tratamiento médico, y que no ha perdido sus ojos ni sus pies, a pesar de repetir el joven, sumido en llanto, que ya no los tiene. Algo debe significar su angustiosa manifestación en ese sentido.

 

Creemos que en este asunto hay varios puntos de Derecho Humanitario por resolver, el primero de todos el relacionado con la edad de la persona capturada. No es aceptable que un menor sea privado de su libertad en las condiciones en que Omar Khadr parece haberlo sido, menos todavía si se lo conduce a Guantánamo, cuando el mundo entero sabe las condiciones ominosas en que se mantienen sus prisioneros, y lo sabe inclusive por boca del propio Presidente norteamericano  -quien explícitamente ha defendido la tortura como medio para obtener confesiones, precisamente de quienes se encuentran recluidos en esa base militar-.

 

Igualmente, es menester que se indague por qué, y con cuáles facultades, se interroga a una persona acerca de sus creencias religiosas, desconociendo por completo la libertad fundamental correspondiente.

 

También se generan inquietudes sobre el por qué de la reserva absoluta de estos interrogatorios y de las pruebas sobre los mismos, no menos que la divulgación apenas parcial de este en concreto, que ha causado la natural reacción de muchos sectores que piden explicación acerca de lo acontecido, tanto a las autoridades estadounidenses como a las canadienses.

 

Este es apenas un caso, de los muchos que se han venido ocultando a la humanidad en torno a lo que sucede en el interior de las prisiones norteamericanas en Guantánamo.

 

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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