Textes en Français: Le Combat pour le Droit dans l’Histoire

Hemos escogido para esta ocasión un texto de EDMOND PICARD, que aparece en su obra “Le Droit Pur”[1], título que según el propio autor, se refiere a un “conjunto de permanencias abstractas del derecho, como su parte inmutable desprendida de toda vegetación concreta y cambiante”[2].

En el texto que se transcribe a continuación el profesor Picard explica, en el ámbito de la dinámica externa de la juridicidad, la perpetua lucha para conquistar el Derecho –esa “vieja y siempre joven canción de la humanidad”[3]- en la historia. Ese combate que aparece como “una ley de la vida colectiva”[4], se refiere a una lenta evolución basada en la realidad social que va modificando las estructuras jurídicas y que también está hecha de revoluciones que pudieron fructificar al desarrollarse en terrenos ya abonados para el cambio, y que básicamente fueron el producto de previas revoluciones de las ideas que luego se materializaron en los hechos. Este escrito, como lo recuerda el propio autor, hace alusión a un tema que fue magistralmente analizado por el ilustre jurista von Ihering en su obra “La lucha por el Derecho”, y a quien tanta admiración profesa Picard.

« Le Combat pour le Droit dans l’Histoire
 
Cette Dynamique agitée a accompagné toute l´Histoire. Plus exactement, celle-ci semble en être faite. Ihering a dit : « Pour établir que l’homme est un être libre, qu’il a droit à la Liberté, il a fallu plus d’efforts que pour établir que la Terre tourne autour du Soleil ». Et il en fut ainsi pour presque tous les droits qu’on ne discute plus aujourd’hui ; car ici, comme ailleurs, les banlités présentes sont fautes exclusivement des paradoxes d’autrefois, et toute génération, dans ce qu’elle admet, aime, pratique et admire, n’est que le surextrait et la representante intensifiée des idées subversives proposées jadis par des novateurs conspués ou maltraités et souvent massacrés.
 
Les Droit a débuté partout par un âge de fer, tâtonnements, essais, hésitations, querelles sans nombre, guerres et cruautés, avant d’arriver à des formes précises ; et encore celles-ci, même quand elles furent acceptées, demeurèrent toujours discutables et discutées, grevées qu’elles étaient de cette vertu de changement qui affecte toute réalisation positive. La vie des peupls doit arracher sans interruption le Droit nouveau à la Législation età la Jurisprudence qui semblent par préférence stagnantes. Elle précipite incessamment l’injustice dans le gouffre où disparaissent tôt ou tard toutes les faussetés publiques ou particulières. Elle empêche l’enlisement dans la boue des iniquités routinières.
 
Il y a beaucoup de résignation dans cette histoire des changements du Droit. Aux époques primitives, de domination brutale, de tyrannie égoïste, quand triomphaient les grandes fauves politiques, la majeure partie de l’Humanité a dû s’accoutumer à l’iniquité. Peut-être que la patience dans les périodes plus récentes, souvent étrange et déplorable, n’es qu’un atavisme de ce régime disparu. Peut-être aussi que le devoir d’une lutte transposée s’inaugure pour le faibles, celle contra les grands fauves financiers, facteurs d’injustices sans nombre. Comme leurs prédécesseurs de l’animalité o du despotisme, ceux-ci seront combattus et vraisemblablement détruits par la coalition fraternelle et fatidique des humbles. 
 
Le passé montre que toute révolution juridique, crise finale et brusque en apparence, a été précédée par une évolution qui en fut la préparation muette, lente, obscure. Sinon, il y a naissance avant terme et prompte suppression de l’être nouveau par une contre-révolution. Élisée Reclus émet cette pensée paradoxale qu’il fut bon, quand justice se fit, qu’il n’y eût pas toujours révolution pacifique, mais souvent de révolutions violentes et que les opprimés se soient relevés par leurs propres forces, pour que les oppresseurs n’eussent pas le bénéfice de l’admiration qui va à ceux qui se dépouillent volontairement des droits surannés! »
 
 
Traducción al Español.
 
El combate por el Derecho en la Historia[5]
 

 

Esta agitada dinámica ha acompañado toda la historia. Más exactamente, ésta parece estar hecha de ello. Al respecto Ihering dijo: “Para establecer que el hombre es un ser libre, que tiene derecho a la libertad, han sido necesarios más esfuerzos que para establecer que la tierra gira alrededor del sol”. Y ello fue así en relación con casi todos los derechos que hoy no se discuten. Porque aquí como en otras partes, las banalidades presentes están hechas exclusivamente con las paradojas de antaño, y toda generación, en aquello que admite, ama, practica y admira, no es más que el extracto y la representante intensificada de las ideas subversivas propuestas en el pasado por innovadores abucheados o maltratados y frecuentemente masacrados.
 
El Derecho ha debutado en todas partes por una edad de hierro, tanteos, ensayos, dudas, incontables querellas, guerras y crueldades, antes de llegar a las ideas y a las formas precisas; e incluso éstas, aún después de ser aceptadas, permanecieron siempre como discutibles y discutidas, impregnadas como fueron por esa virtud de cambio que afecta toda realización positiva. La vida de los pueblos debe arrancar sin interrupción el derecho nuevo, a la legislación y a la jurisprudencia que tienden a permanecer estancadas. Esa vida de los pueblos precipita de manera incesante la injusticia en el abismo donde desaparecen tarde o temprano todas las falsedades públicas o particulares. Ella impide deslizarse en el pantano de la de las rutinarias iniquidades.
 
Hay mucha resignación en esta historia de los cambios del derecho. En las épocas primitivas de dominación brutal, de tiranía egoísta, cuando triunfaban las grandes fieras políticas, la mayor parte de la humanidad tuvo que acostumbrarse a la iniquidad. Tal vez la paciencia en periodos más recientes, generalmente extraña y deplorable, sea tan solo un atavismo de este régimen desaparecido. Quizás también el deber de una lucha transpuesta se inaugura para los débiles, una lucha contra las grandes fieras financieras, factores de un sinnúmero de injusticias. Como sus predecesores de la animalidad o del despotismo, estos serán combatidos y seguramente destruidos por la coalición fraternal y fatídica de los humildes. 
 
El pasado muestra que toda revolución jurídica, crisis final y brusca en apariencia, ha sido precedida por una evolución que de ella fue la muda, lenta y oscura preparación. De lo contrario, sería un nacimiento prematuro y habría pronta supresión del nuevo ser por una contrarrevolución. ÉliséeReclus expresa este pensamiento paradójico que fue bueno cuando se hizo justicia: que casi nunca ha habido revolución pacífica, sino revoluciones violentas y que los oprimidos se liberaron por sus propias fuerzas, para que los opresores no obtuvieran el beneficio de la admiración que se predica de los que se despojan voluntariamente de sus desusados derechos. 
 
 
Tomado de: Revista Elementos de Juicio. Temas Constitucionales. N° 20. 
 
 
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[1] Ed. Flammarion. París, 1908, ps 209-210.
[2] Obcit, p 8.
[3] Ob cit., p 201.
[4] Ob cit., p 204.
[5] Traducción: Laura Ospina Mejía
 
Modificado por última vez en Viernes, 26 Septiembre 2014 10:52
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