Cine y Derecho: "The Inmigrant". Clara Patricia Montoya Parra Destacado

Traducida al español como “LA INMIGRANTE”, película norteamericana dirigida por James Gray cuyo tema principal es la inmigración a los Estados Unidos en los años 20 y los padecimientos sufridos por algunos de esos inmigrantes que creyendo cosa del pasado los dolores de la primera guerra mundial y soñando con un futuro mejor, se tropiezan en la tierra de la libertad, con una realidad muy diferente.
LA INMIGRANTE. Película norteamericana dirigida por James Gray y protagonizada por Marion Cotillard y Joaquin Phoenix.
 
Imagen: goguíadelocio.com.co
 
TRAMA: Ewa –interpretada por Marion Cotillard- y su hermana Magda abandonan Polonia en el año 1921, en busca del sueño americano.
 En Nueva York viven sus dos tíos, una pareja de polacos radicados hace unos años en Norteamérica que les prometen hospedaje mientras buscan trabajo. A su llegada a Norteamérica, entran -como lo hacen millones de inmigrantes- por Ellis Island, una isla dispuesta por el presidente Benjamín Harrison como puerto de aduana de la ciudad de Nueva York.
 
Viajeros europeos entrando para hacer inmigración. Años 20. Foto de: Museos de la Inmigración en la isla de Ellis (Nueva York)
 
 
Entre 1892 y 1954 entraron a los Estados Unidos por la isla Ellis -puerto de entrada a Nueva York- aproximadamente 12 millones de inmigrantes. Los recién llegados eran inspeccionados en la isla, por agentes de inmigración y médicos cuya función era aprobar o no la entrada de los viajeros. Tan solo un dos porciento fue deportado por tratarse de infractores de la ley, criminales, agitadores y portadores de enfermedades contagiosas.
 
Inmigrantes sometidos a examen médico. Foto de: Museos de la Inmigración en la isla de Ellis (Nueva York)
 
Bajo el gobierno de Lyndon Johnson, el 11 de mayo de 1965, la Ellis Island fue declarada Monumento Nacional y muy cerca de ella, en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, se encuentra ubicada la Estatua de la Libertad.
 
 Islas Ellis y de la Libertad. Foto de: www.localnomod.com
 
Mientras las dos jóvenes hacen la fila para entregar los documentos y entusiasmadas proyectan lo que será su nueva vida en los Estados Unidos, percibimos que una de ellas –Magda-, está enferma. Ewa trata de aparentar que no es verdad, pero los médicos que están aprobando la entrada de los recién llegados,  la separan del grupo y la dirigen –detenida- a otro sitio donde deberá estar en cuarentena bajo el dictamen de padecer tuberculosis. Le advierten que de no recuperarse en ese lapso, será deportada.
 
Ewa desesperada y sin opciones, gracias a que habla perfecto el inglés –era enfermera de un diplomático inglés en Polonia- acepta la colaboración de un individuo que se le acerca ofreciendo servicios de asesoría a los recién llegados viajeros.
 
Imagen: www.zoomnews.es
 
No obstante, detrás de tan generosa colaboración se encuentra un proxeneta que con la asistencia de algunos miembros de la policía de Ellis Island, selecciona las mujeres que reclutará para su prostíbulo. Cuando las mujeres inmigrantes están en la fila, el proxeneta las inspecciona y verifica cuales están en situación vulnerable, viajan solas, son hermosas y jóvenes. Acto seguido pone al corriente al agente de policía que se encarga de hacer su parte.
 
Así las cosas, cuando Ewa se dispone a legalizar su entrada al país Norteamericano ante el agente de policía -que resulta ser el aliado del proxeneta- encuentra que se le acusa de ser una mujer de dudosa reputación que se sabe, provocó indebidamente a los hombres que venían con ella en el barco. Le advierte el agente de la autoridad de inmigración que semejantes antecedentes no son aceptados en Norteamérica y le señala que el ingreso de mujeres solas no está permitido a los Estados Unidos máxime cuando ni siquiera existe la dirección que dice corresponder al domicilio de sus tíos en Nueva York.
 
Ella dice –muy tímidamente- que no es verdad lo que se le atribuye. Y no es difícil imaginar que algo muy grave se avecina, pues Ewa tiene claro que todo puede sucederle menos ser deportada dejando a su hermana recluida en un hospital adecuado en la isla Ellis para enfermos de tuberculosis.
 
No obstante, podrá decir una y otra vez; y, mil veces más, que nada de lo que se le atribuye es verdad; podrá presentar todas las pruebas que quiera; podrá insistir en que es una buena mujer que tiene familiares en Nueva York; podrá llorar y gemir; pero no podrá cambiar su destino previamente diseñado por el proxeneta que a vuelo de pájaro, percibe en la belleza y juventud de Ewa, grandes dividendos.
 
Claramente la belleza y la juventud -dos valores altamente apreciados “por el sexo masculino” en la mujer de todos los tiempos- la convertirán en la inmigrante elegida. No queda duda mientras vemos transcurrir la película que –paradójicamente- fueron sus dos grandes atributos los mismos que la llevaron -sin saberlo- a definir su terrible destino.  Y, conluimos de paso -impotentes- que esas cualidades presentes en la vulnerabilidad que rodea la pobreza y la necesidad, son arma de doble filo.
 
Foto: 222.cinedor.es
 
El agente de Policía aliado con el proxeneta, en la consecución de aprovechar mujeres inmigrantes vulnerables y presas fáciles de reclutar bajo el engaño de una ayuda a las dificultades que se les presentan en inmigración, sabe de antemano que no le dará entrada a Ewa y le pone en su pasaporte el sello que indica no aprobado.
 
Su tarea –y la hace bien pues recibirá dinero por ella- será la de crearle tantos y tan perversos obstáculos a la joven y bella inmigrante que la terrible realidad la llevará al siguiente paso, esto es,   ver como oportunidad, lo que a la postre es un callejón sin salida.
 
Foto de: Lsociarte.blogspot.com
 
 
Sola, abandonada y sin nadie a quien implorar una ayuda -en su condición de inmigrante que no conoce la ciudad ni la cultura- quedará a merced de lo primero que le aparezca y eso no es otra cosa que Bruno Weiis (Joaquín Phoenix), el proxeneta con personalidad de timador que la ayudará en inmigración y la llevará a su casa, ubicada en una barriada donde funciona el prostíbulo que para efectos de atender a los clientes, está vestido de estriptisero. Y la película llevará su curso normal: un proxenta, una mujer que trabaja para que su propietario gane dinero y un largo etcétera que no es del caso narrar  en esta sección.
 
www.200mnews.es
 
Con independencia de lo buena o mala que pueda parecer la película; si es un tema recurrente o si acaso no lo es; si nos gusta o no; si el argumento de la prostitución es molesto o no lo es, etcétera; la verdad es que el tema de la trata de personas, específicamente la trata de mujeres, es -hoy por hoy-, un asunto muy grave.
 
La trata de personas o comercio de personas está definido como el comercio ilegal de personas con propósitos de esclavitud reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud.
 
El Art.- 188A – Modificado. L. 985/2005, art.3°., del Código penal colombiano, define la Trata de personas en los siguientes términos:
 
“El que capte, traslade, acoja o reciba a una persona, dentro del territorio nacional o hacia el exterior, con fines de explotación, incurrirá en prisión de trece (13) a veintitrés (23) años y una multa de ochocientos (800) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Para efectos de este artículo se entenderá por explotación el obtener provecho económico o cualquier otro beneficio para sí o para otra persona, mediante la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la servidumbre, la explotación de la mendicidad ajena, el matrimonio servil, la extracción de órganos, el turismo sexual u otras formas de explotación.
El consentimiento dado por la víctima a cualquier forma de explotación definida en este artículo no constituirá causal de exoneración de la responsabilidad penal".
 
La trata de personas es un delito internacional de lesa humanidad que lesiona derechos fundamentales como la libertad y la dignidad protegidos por la Constitución Política de Colombia.
 
En la actualidad, existe el Protocolo de las Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, más conocido como el Protocolo contra la trata de personas que fue adoptado en Palermo Italia en el año 2000.
 
La película vale la pena verla desde la reflexión humana. Nada justifica que una persona mutile los sueños de otra; la inhabilite para vivir en un estado de salud mental y físicamente determinante para ser y sentirse útil para ella misma y el mundo que la rodea. Nada justifica que una persona se lucre del cuerpo de otra, de su alma y de sus esperanzas. Nada en el mundo, justifica que haya silencio sobre un crimen tan atroz y tan cruel como el de engañar personas para usarlas en beneficio propio.
 
En la actualidad miles de niñas han sido retenidas y vendidas por los grupos extremistas en varios países del mundo; miles de mujeres en otros países son engañadas –todos los días- con la idea de una vida mejor y entregadas a proxenetas; miles de niños en muchos países son obligados a satisfacer sexualmente a pederastas –entre ellos- muchos sacerdotes de la Iglesia Católica que pregonando una vida pura en público, abusaban y abusan de gente inocente en privado, acudiendo al engaño y la mentira.
 
Se dice que hoy en el mundo, más de 29 millones de personas viven atrapadas en las redes del trabajo forzado, muchas más que en cualquier otro momento de la historia. Para no ir tan lejos, con sorpresa, escuchamos en la pasada entrega de los premios Oscar del 2 de marzo de 2014, al director de la cinta “12 años de esclavitud” dedicar su premio a los “21 millones de personas que aún sufren esclavitud”.
Modificado por última vez en Miércoles, 11 Mayo 2022 15:10
Clara Patricia Montoya Parra

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