Certidumbres e Inquietudes: LO QUE FALTABA. Por José Gregorio Hernández Galindo Destacado

Decíamos hace poco en esta misma columna que en Colombia, pese a las normas vigentes -constitucionales y legales- y aunque al respecto existen tratados internacionales sobre derechos humanos, la dignidad, la vida, la integridad, los derechos esenciales de los niños…están completamente desprotegidos.

 

Diga el amable lector si no se entienden desprotegidos los niños de la Guajira, los del Chocó, los de otros lugares del territorio, cuando están condenados a morir por causa de la desnutrición por culpa del abandono estatal y de la corrupción de contratistas.

Los niños son las primeras víctimas de la violencia intra familiar; del abandono, recién nacidos, por voluntad de madres desalmadas; del abuso sexual y del infanticidio en que casi siempre culmina; de la pederastia, cometida por personas supuestamente confiables; del alcoholismo y la drogadicción de sus progenitores; de la inasistencia alimentaria; de las alcantarillas destapadas; de la pésima atención en servicios de salud; de la explotación laboral; de la infame utilización que de ellos hacen padres inescrupulosos para recaudar dinero por la vía de la mendicidad; del rapto; del secuestro; del reclutamiento forzado por organizaciones criminales; de la irresponsable manipulación de la pólvora durante las fiestas…En fin, como lo decíamos, de las malas prácticas y pésimas costumbres de los adultos.
 
Los niños son las víctimas favoritas de los narcotraficantes, que -con el pretexto de la dosis personal de estupefacientes- han encontrado en el micro tráfico el camino más rápido y efectivo. ¿Qué hacen en esta materia los jueces y tribunales? Eliminar todo límite y sentenciar, como lo ha hecho la Corte Suprema de Justicia esta semana, que cada persona puede circular libremente y sin posibilidad de control o verificación policial, con cualquier cantidad de sustancias alucinógenas, según lo que diga necesitar para satisfacer su vicio o adicción. El micro tráfico celebra alborozado el fallo judicial, y los amenazados son los niños y jóvenes, que serán llevados al consumo. Un consumo y una adicción que destruirá sus vidas y a sus familias.
 
Los niños son víctimas de los sicópatas, violadores  sexuales y asesinos en serie, que están muchas veces en el seno de sus hogares o en las vecindades. Nada más en estos días, dos niñas fueron violadas y asesinadas, una en Villeta (Cundinamarca) y otra en Santa Rosa (Bolívar). Las autoridades llegaron tardíamente, tan solo para encontrar los cadáveres de las menores.
 
Lo que faltaba: la Corte Constitucional acaba de dictaminar que esos criminales –de suyo peligrosos para la sociedad- pueden reclamar la redención de sus penas por la vía de trabajo y estudio. Lo cual ha dejado escritas y en vana teoría normas como la del artículo 44 de la Constitución, a cuyo tenor “los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”. Según el más reciente fallo, los derechos de los violadores sexuales prevalecen sobre los derechos de los niños.
Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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